lunes, 14 de marzo de 2011

Caprichos de la Naturaleza



A ti, Naturaleza, y a tu diabólica forma de divertirte.

Una vez más has decidido jugar al balón con nuestro planeta. Esta vez te ha bastado un pequeño manotazo para ganar a tu contrincante, el Hombre. Conocedora de que tememos tu furia contenida, te desternillas cuando observas cómo nos achicamos. No has elegido aleatoriamente a Japón, claro que no. Gran potencia mundial altamente preparada para afrontar cualesquiera catástrofes, la has elegido premeditadamente, lo sé, un digno rival para demostrar tu fuerza ante los mortales y atemorizarnos ante la sobrecogedora visión de un país como éste arrasado en tan sólo unos segundos. Terremoto, tsunami y explosión nuclear. ¿Era un urdido plan o es que se te ha ido la mano?

Cuando pienso en un japonés aparece en mi mente una persona de ojos rasgados con una cámara colgando de su cuello, caminando en grupo de forma disciplinada. Y desde luego los japoneses han demostrado que es una visión acertada. El mundo entero ha podido observar consternado cómo la realidad supera la ficción a través de sus imágenes impecablemente filmadas y relatadas a través de sus teléfonos móviles. Hemos podido ver cómo actuaban siguiendo de forma marcada las indicaciones tantas veces ensayadas en los temblores a los que están acostumbrados. Cómo hacían cola para pagar la compra en los supermercados ya sin luz, en lugar de saquearlos. Cómo permanecían inalterables sus autoridades ante lo ocurrido, activando todos los protocolos existentes en todos los casos de emergencia que mi cabeza alcanza a imaginar. Una lección de talante japonés.

Una vez más hemos pagado nosotros tu aburrimiento. Has azotado a la Tierra resquebrajando toda una civilización, escupiendo sobre ella unos minutos más tarde para inundar cuanto aún quedaba levantado. Y no te ha bastado con esto. Cuando indefensa y exhausta seguía mirándote directamente a los ojos con la valentía de quien se ve capaz de volver a ponerse en pie con la poca batería que le resta, te acercas humillante para arrearle un cogotazo que la arrodille y le obligue a clavar su vista en el suelo, volando por los aires su energía. Triunfante y orgullosa haces la zancadilla al resto de los humanos, solidarios siempre ante tus tropelías, y cercas tu zona de juego evitando cualquier ayuda por tierra, mar o aire.

No digas que el Hombre está acabando con este planeta, pues lo amamos más que tú aunque a veces se nos olvide mimarlo. Más que tú, sí, que cuando te aburres te dedicas a desmontar sus piezas. Si sigues arrojando sobre él tus soplidos huracanados, estremeciéndolo con tus bruscas agitaciones, explosionando petardos atados a su lomo, volcándole ahogadores cubos de agua, y tantas otras chiquilladas como se te ocurren, vas a acabar por quedarte sin tu más preciado juguete.

Naturaleza, infantil y caprichosa, a veces no me pareces tan sabia...


6 comentarios:

melkarr dijo...

Ha nacido una nueva Al Gore, versión Barcelona.
¡Dios mío! Si ese cabreo es con la naturaleza, me cuidaré mucho de no ofenderte...

Anónimo dijo...

Que chulo Belén, me encanta...

Marti dijo...

Como siempre me ha parecido genial y muy inteligente!

B.G.R. dijo...

Gracias, si no fuera por vosotros no tendría comentarios...

Melkarr: Gracias. Creo que Al Gore diría que esto es por el cambio climático y demás y que la culpa es nuestra porque nos estamos cargando el planeta,bla bla bla, no? Dime que sí, no sea que me ofenda :P

Pequeñita: gracias, aunque no sueles comentar sé que me lees todos los posts.

Marti: gracias por tus calificativos, aunque me parecen un tanto desmesurados. El amor fraternal, ya se sabe.

Anónimo dijo...

sublime...

B. G. R. dijo...

Gracias...