tag:blogger.com,1999:blog-50979397382446910852024-03-06T04:17:40.373+01:00Son cosas mías...B. G. R.http://www.blogger.com/profile/05817536288922652422noreply@blogger.comBlogger36125tag:blogger.com,1999:blog-5097939738244691085.post-73873727745298084122013-09-21T18:00:00.000+02:002013-09-21T18:34:56.615+02:00La pequeña cumple 30<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEitNFOHhB7qJCnIt7T9Lgs4_WVVbO2gNoH0nkLIqPH5IeUqDTceKC242szczMZglSkAK7H0-FbjPDrLinRADuPH9VTkqMPIWzBYariBkMRDBkKjXYKsZ7v9djE0BCvhZs5pnlRqKmKf7kc/s1600/foto+naza.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEitNFOHhB7qJCnIt7T9Lgs4_WVVbO2gNoH0nkLIqPH5IeUqDTceKC242szczMZglSkAK7H0-FbjPDrLinRADuPH9VTkqMPIWzBYariBkMRDBkKjXYKsZ7v9djE0BCvhZs5pnlRqKmKf7kc/s320/foto+naza.jpg" width="320" /></a></div>
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La pequeña cumple 30 y nadie sabe cómo ha sido. De pronto han pasado tres décadas y nadie sabe explicármelo. Y a ella le pesa el 3, pero al resto nos cae a plomo. Parece que fue ayer cuando bajaba del colegio a toda prisa para verla en su cunita. Parece que fue ayer cuando bajaba del colegio a mi lado mientras la llevaba cogida por el cuello y hacía las gracias a mis amigas y me chantajeaba para cargar con su cartera llena de libros y me rogaba que le comprara por el camino algo que completara el tradicional <em>Bimbo</em> con mermelada de mamá...</div>
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De pronto han pasado 30 años y para todos sigue siendo la pequeñita que bailaba rap con una gorra hacia atrás con un ritmo trepidante, que iba por la calle arrastrando los pies al son de un "stoy cantarita", por la que se peleaban las niñas mayores en verano para llevarla de paseo y desaparecía para despedirse de los perros al final de las vacaciones. Esa cosita tan pequeña con un genio tan grande como su enorme corazón que de pronto se revolvía como un toro y te soltaba lo peor que encontraba en su pequeño vocabulario: "te ñamo, te ñamo". Un castorcillo que río arriba se escapó sin darnos cuenta.</div>
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Estoy haciendo memoria pero no recuerdo en qué momento empezó a cumplir años sin cesar la pequeña de la casa. Por más que lo intente sigo viendo a esa enanilla a la que enseñaba a tocar la flauta, preguntaba los ríos de España mientras dormía y obligaba a recoger la habitación después de jugar con ella. Creo que creció entre los partidos de baloncesto en los que corría de un lado a otro como Chicho Terremoto y las prácticas de Enfermería que nos narraba con todo detalle, pero no lo puedo asegurar porque por más que tiro de recuerdos no sé en qué momento dejó de ser una niña.</div>
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Supongo que se hizo toda una jovencita cuando un día empezamos a hablar de chicos, a salir de fiesta juntas, a compartir cubatas y cigarros y a tener charlas profundas sobre la vida y darnos consejos mutuamente. Pero resulta que es toda una mujer independiente y a la que la vida sonríe como se merece. Porque una cosa tengo clara, todo lo que tiene lo ha conseguido por sí misma, con su esfuerzo y su forma de ser.</div>
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Que sí, que sí, familia, que la pequeña cumple 30 y no tiene vuelta atrás. Sé que a todos os va a causar el mismo efecto que a mí. Sorpresa, emoción y nostalgia. Hoy todos echamos la vista atrás para saber por qué han pasado tres décadas en un abrir y cerrar de ojos. Ojalá hayamos sabido exprimir estos años como lo ha hecho la pequeña. </div>
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Felicidades, pequencha, que sigas siendo tan divertida, generosa, acogedora y sabiendo pedir perdón y perdonando como sólo tú sabes hacerlo. </div>
B. G. R.http://www.blogger.com/profile/05817536288922652422noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5097939738244691085.post-61024424792069595572013-09-15T23:19:00.002+02:002013-09-15T23:20:45.858+02:00No es cuestión de suerte<div style="text-align: justify;">
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEijKWkLDR26xeL9ZahWyOVWGrqfVU2aRpPqRusa81m7gG6zkPv216wQy17-qcqFDEMNkMKrT2T_vqtKlAdpWQxsyKXcH3cx4GKcj7LzFaqRU0HbYHX8MK_R77eJ5ro2qVc6RIIIfk_dU7g/s1600/no+es+cuesti%C3%B3n+de+suerte.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEijKWkLDR26xeL9ZahWyOVWGrqfVU2aRpPqRusa81m7gG6zkPv216wQy17-qcqFDEMNkMKrT2T_vqtKlAdpWQxsyKXcH3cx4GKcj7LzFaqRU0HbYHX8MK_R77eJ5ro2qVc6RIIIfk_dU7g/s200/no+es+cuesti%C3%B3n+de+suerte.jpg" width="170" /></a></div>
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No creo en la suerte. Ni en la buena ni en la mala. Un invento del hombre para explicar aquello para lo que no encuentra respuesta. Hay personas a las que parece que todo le va sobre ruedas y a otras en cambio no les sale una a derechas. No es cuestión de mejor o peor suerte. Es simplemente adaptarse a las circunstancias y saber gestionarlas.</div>
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He dejado de creer que todo tiene que ocurrir por algún motivo, que todo tiene un fin ulterior que algún día llegaré a conocer. Las cosas suceden y punto. Tendemos a pensar que lo malo ocurre porque tiene que venir algo mejor. Es pura comodidad emocional, así no hay que darle más vueltas. Claro que nos sucederán cosas mejores. Y peores. E insisto, no es cuestión de mejor o peor suerte.</div>
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Hay momentos en la vida en los que te atascas, no sabes qué camino tomar porque has intentado cambiar de dirección demasiadas veces, obligándote a aparcar tus sueños. Como si tras una contrariedad viniera otra y luego otra... Malas rachas las llamamos. Ya vendrán épocas mejores, nos decimos. Y entonces dejas pasar el tiempo creyendo que todo volverá a su sitio. Pero ¿cómo? ¿simplemente dejando que transcurran los días? ¿esperando sin más? Claro que es necesaria una temporada de pasividad para poder verlo todo desde otro punto. La distancia es el mejor modo de adoptar una nueva perspectiva. Tenemos que dejar pasar el tiempo para desbloquearnos, para saber hacia dónde tirar, pero siempre con la idea de tomar la fuerza necesaria para seguir adelante. Las metas no llegan, hay que perseguirlas para alcanzarlas. </div>
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De pronto un día, así sin más, te das cuenta de que estás bien y que eres capaz de lograr todo aquello que te propongas. Las preocupaciones, los problemas y las inseguridades han quedado atrás. Probablemente sigan ahí, pero ya no te aturden, has aprendido a convivir con ellas y hasta a manejarlas. Entonces te plantas delante del espejo y te miras a los ojos fijamente. Porque ahora puedes y no eras capaz de hacerlo desde hacía mucho tiempo, quizás demasiado. Y te ves diferente, con seguridad de sobras para tomar las riendas de tu vida. Y de repente tienes tan claras tus metas que no puedes esperar a mañana para lanzarte a por ellas. Y quieres contarle a todo el mundo tus objetivos para que te aplaudan y te feliciten por haber despertado. Pero justo cuando llega esa sensación es cuando debes detenerte a pensar cómo lograrlo.</div>
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Olvídate de las grandes hazañas, de los grandes retos, de comerte el mundo de un solo bocado, porque te vas a dar de narices contra tus propios sueños. Busca metas realistas y piensa qué necesitas para cumplirlos y cómo conseguirlo día a día a base de pequeños objetivos. Siempre con el fin presente y perseverancia, mucha perseverancia. ¿Y si no consigues llegar a la meta que te has trazado? No importa, porque estarás preparado para adaptarte a las nuevas circunstancias y cambiar de camino. </div>
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Adelante, tu vida sólo depende de ti. No es cuestión de suerte.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEil3G-RTH3wl9KYYevdOwxYFZZEzEOKfogjm8ngIX5L3J1DQzNjwpdbqT8g4yYTHFWKUsAm4o0pLrqjoEOWKxhi4gTkDgAANYEi2IOtyUAGZ3qbnI2jgm2S9saOvIL3JUECKVgZMgQAe3Y/s1600/en+modo+avi%C3%B3n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="275" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEil3G-RTH3wl9KYYevdOwxYFZZEzEOKfogjm8ngIX5L3J1DQzNjwpdbqT8g4yYTHFWKUsAm4o0pLrqjoEOWKxhi4gTkDgAANYEi2IOtyUAGZ3qbnI2jgm2S9saOvIL3JUECKVgZMgQAe3Y/s320/en+modo+avi%C3%B3n.jpg" width="320" /></a></div>
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Llevo sin escribir en este blog más de seis meses. No es que no tuviera nada que decir, pues os asombraría la cantidad de papeles que andan sueltos por mi escritorio llenos de frases, ideas y temas mil para desarrollar en este formato. Pero cada vez que entraba y me topaba de bruces con el último escrito sentía una imperiosa necesidad de dejarlo para otro día. Creo que inconscientemente pensaba que nada era tan importante como para pasar página y dejarlo atrás.</div>
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La vida sigue, me han dicho muchas personas. ¿Y cómo sigue si tu cabeza está bloqueada y las demás circunstancias no ayudan a tirar para adelante? He estado seis meses en "modo avión", pero gracias a este blog, que un día decidí abrir porque podía ser para mí una gran terapia, creo que puedo volver a modo "on". Gracias al blog y a las personas con las que sé que puedo contar. Del porqué de mi bloqueo y de las demás circunstancias de mi vida que no me dejan avanzar lo reservo de momento para mí. </div>
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Sirva este post para poder abrir el blog y escribir cuanto me venga en gana sin encontrarme con aquéllo que ya he comprendido nunca voy a superar y mucho menos olvidar.</div>
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Sirva este post para salir de mi letargo literario y vital, aunque este último va a costar más.</div>
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B. G. R.http://www.blogger.com/profile/05817536288922652422noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5097939738244691085.post-867356233141018392012-07-25T17:43:00.000+02:002012-07-25T21:23:17.565+02:00He conocido un ángel<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjm2x-Zsd1BD7VN7dVoNX9glsiRlff7h-RMnu9dizSlcH-5blMlJ3mBasvizKTCAgVek-ejGi7ntaXRtSIXnNiB15AToJl5LE9rEHASwSZ0ynY63VvRLSBdAzJxpkml-PmgLES1yAl43Yo/s1600/28437_1474701663896_7213545_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjm2x-Zsd1BD7VN7dVoNX9glsiRlff7h-RMnu9dizSlcH-5blMlJ3mBasvizKTCAgVek-ejGi7ntaXRtSIXnNiB15AToJl5LE9rEHASwSZ0ynY63VvRLSBdAzJxpkml-PmgLES1yAl43Yo/s200/28437_1474701663896_7213545_n.jpg" width="150" /></a></div>
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Con tu sonrisa de oreja a oreja dejando escapar alguna carcajada contagiosa. Con esos ojazos claros que todo lo observan bajo un disfraz de despiste. Con la melena rubia y la piel blanquita, a pesar de los rayos de sol.</div>
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Así voy a recordarte.</div>
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Con ese aire de inocencia y cierto descaro que tantas risas ha provocado. Tus extrañas conclusiones, tus preguntas ilógicas y comentarios inesperados dando un toque de surrealismo a las conversaciones. Con tu coquetería y tus gestos acursilados que tanto me han divertido. Con tu cabezonería y tu simulada ingenuidad. </div>
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Quiero seguir compartiendo contigo grandes momentos. Noches de confesiones y tardes de cafés. Conciertos y viajes. Quiero verte bailar como tú sabes. Quiero quedar contigo sabiendo que vas a llegar tarde. Verte llorar de la risa. Tus payasadas y tu comiquería. </div>
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Quiero llamarte y que me regañes por estar desaparecida. Debatir sobre cosmética y maquillaje. Que me animes cuando estoy de bajona con tus palabras reconfortantes, mirando siempre la vida de frente. Y sobre todo quiero volver a brindar en Noche Vieja decidiendo que éste va a ser nuestro año. Y que esta vez se cumpla.</div>
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Así voy a recordarte.</div>
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Si desapareciera esta rabia que llevo dentro... Desearía dejar de intentar entender para perdonar tu ausencia. Borrar el dolor y las lágrimas. Cambiar por resignación la impotencia. Pensar en ti sin sentir este vacío y hablar de ti sin ahogarme la tristeza. </div>
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Si de todo eso consiguiera apartarte podría de verdad así recordarte.</div>
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<em> A ti, que me has enseñado la importancia de la familia y de la amistad. A plantarle cara a la vida con valor y coraje. A conseguir los objetivos con perseverancia y entusiasmo. A disfrutar de las pequeñas cosas y a simplificar los problemas de una forma admirable.</em></div>
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</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhgGOhiq9Zb-Gvj8iDfHbq_Gxms3NsBgkyPCYr0zmgF7ZCyF1r3S-4nQDh6IVvNb4cKgNx5y7WLJf0UJx6ibwGlsS7cjj_bgRG_F8Y6ACOLhOWkqWxD3L1OOWV8cr3vGx41AttfvRjVajA/s1600/Procesion+del+Silencio+Granada.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="103" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhgGOhiq9Zb-Gvj8iDfHbq_Gxms3NsBgkyPCYr0zmgF7ZCyF1r3S-4nQDh6IVvNb4cKgNx5y7WLJf0UJx6ibwGlsS7cjj_bgRG_F8Y6ACOLhOWkqWxD3L1OOWV8cr3vGx41AttfvRjVajA/s200/Procesion+del+Silencio+Granada.jpg" width="200" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br />
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> Por estas fechas me gustaría andar por Granada. Y cuando digo andar me refiero precisamente a eso, a callejear. Es un lujo recorrer sus calles bajo la atenta mirada de la Sierra, vestida de blanco para la Semana Santa. Programa en mano, calcular el punto perfecto y la hora idónea para intentar ver pasar cada una de las procesiones, siempre con el beneplácito de la lluvia, que este año, más que hacer acto de presencia, decidió instalarse en la ciudad. Y no es de reprochar, pues quién no querría estar en Granada un Jueves Santo... </div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> Todas las procesiones tienen su encanto y cada una de ellas merece la espera en un punto especial. Aquélla por la espectacular salida de su Iglesia, otra por la expectación que provoca su llegada, aquélla otra por el inigualable marco de su recorrido... Podría enumerar miles de rincones alejados de las tribunas que suelen desvirtuar la solemnidad de los Pasos. Y tantos otros todavía por descubrir. Y lo realmente hermoso de esta ciudad es su capacidad de hacer cercana su Semana Santa a pesar de la aglomeración de gentes venidas de todas partes, a las que dan cabida sin remilgos sus habitantes. </div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> Un lugar privilegiado, aunque masificado, es la puerta de la Catedral. Un momento sin igual es estar medio encaramada a su verja principal observando con detalle la ornamentación de las sobrias tallas, de un valor incalculable, cuando se detienen justo a las puertas del Templo cogiendo el aliento suficiente para entrar triunfantes al son del himno de nuestra patria. Un momento de oración y júbilo en una perfecta interpretación del significado de la Semana Santa.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> Engalanada de un aroma inconfundible, huele a incienso una Granada con la huella incrustada de los cirios. La ciudad se mueve con el paso lento e inagotable de los cofrades, a golpe de tambor. Las cornetas se mezclan con el gemir de zapatillas costaleras y el sollozo de cadenas penitentes. Y al anochecer, cuando las tulipas comienzan a descubrir palios vestidos de bellísimos mantos bordados, aparece la Alhambra para permitir orgullosa el desfile de capirotes por las calles que cree de su dominio. Observando emocionada desde lo alto se arranca en aplausos con cada <em>levantá</em>, con cada <em>revirá</em> y con cada saeta que se descuelga de los balcones en aparente espontaneidad. Y sobrecogida por la perfección de cada movimiento y de cada parada, se cubre con su túnica de luz para danzar al son de la tradicional mecida de los Pasos.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> Por estas fechas me gustaría andar por Granada y contagiarme de la devoción de su Semana Santa...</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"></div>B. G. R.http://www.blogger.com/profile/05817536288922652422noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5097939738244691085.post-39535750774877268432012-02-25T19:53:00.001+01:002012-02-25T21:27:40.453+01:00"You've got the power"<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjEgd-K6-Y6B_b_gtQlumgUJmvdh3d_EljTPdtATve8CvPq_wv8FVhJMHACygYVGHpbFYg1nQhL5bzaXXB-yhrtJZViUNV85XDOYHOd04P-0w7D0E88HoYiIL9GQxVLKhZ-NUxCHRhgUg8/s1600/RESET.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjEgd-K6-Y6B_b_gtQlumgUJmvdh3d_EljTPdtATve8CvPq_wv8FVhJMHACygYVGHpbFYg1nQhL5bzaXXB-yhrtJZViUNV85XDOYHOd04P-0w7D0E88HoYiIL9GQxVLKhZ-NUxCHRhgUg8/s1600/RESET.png" /></a></div><br />
<div style="text-align: justify;"><br />
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p> </o:p></span>Todos necesitamos de vez en cuando una voz amiga que nos dé un tirón de orejas. Una voz que simplifique las cosas con la dosis de optimismo justa para abrirnos los ojos y mostrarnos la realidad. Una voz que minimice nuestras preocupaciones hasta el absurdo obligándonos a deshacernos de ellas.</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><o:p> </o:p>Andaba yo ofuscada en una guerra abierta contra mi cabeza, pues estoy cansada de que lo mismo le dé por alegrarme el día como por amargármelo de una forma irritablemente caprichosa, cuando alguien me ha dado una palmadita en la espalda -aunque una bofetada hubiera sido bien merecida-. Y no sé si sería capaz de agradecérselo suficientemente… Y es que me ha hecho ver que estaba tan equivocada que he dejado de valorar lo afortunada que soy en un empeño inconsciente pero voluntario por convertirme en una persona derrotista y envidiosa de las vidas ajenas.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><o:p> </o:p>Todos necesitamos de vez en cuando un reseteo. Las vacaciones de verano son ideales para darle al botón, a la orilla del mar, derritiendo las neuronas al sol, durmiendo los pensamientos con el sonido de las olas. Una operación necesaria para vaciar el disco duro y tener capacidad bastante para volver a llenarlo sin llegar a la saturación. Pero con estos fríos siberianos que hemos venido padeciendo se me ha antojado demasiado lejos el verano.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"> Andaba yo ofuscada en un bucle de desgana y dejadez, a la espera de tiempos mejores, cuando alguien me ha dado un toque de atención y me ha hecho darme cuenta de que seguía una dirección errónea. Y sin saberlo ha encontrado mi botón de reset, me ha empujado a subir las escaleras con la actitud correcta y a tomar el camino adecuado, que no es otro que el que yo decida emprender. Me ha recordado el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">“you’ve got the power”</i> que había dejado dormir. Y no sé si sería capaz de agradecérselo suficientemente…</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"></div>B. G. R.http://www.blogger.com/profile/05817536288922652422noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5097939738244691085.post-51652380980302205052011-11-21T21:21:00.001+01:002011-11-21T23:48:31.262+01:0021 de noviembre<div style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhwMjS-7D1-KDELyiOVu8HCMDe0fo-mMExLk3YSGLdYFzDh2vZ4jdUoqhoxpHhP1NvN9YWtXM4A9FWg_IOzOF3CO76CnNIGGRHwkD1m8dQeD3gwlC9aFJYrb-XlXnkCGwpRGEg5_kGEi5g/s1600/IMG071.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" hda="true" height="150" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhwMjS-7D1-KDELyiOVu8HCMDe0fo-mMExLk3YSGLdYFzDh2vZ4jdUoqhoxpHhP1NvN9YWtXM4A9FWg_IOzOF3CO76CnNIGGRHwkD1m8dQeD3gwlC9aFJYrb-XlXnkCGwpRGEg5_kGEi5g/s200/IMG071.jpg" width="200" /></a></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> A mi abuelita...</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Como cada 21 de noviembre me he levantado recordando que hoy es su cumpleaños, a pesar de que soy olvidadiza para las fechas, cosas de mi memoria selectiva. 106 años, me han dicho, ¡qué barbaridad!. Tenía que dedicarle este blog.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> No era la típica abuela de achuchones y besos a todas horas, pero bastaba con sentarse a su lado para apreciar el amor que profesaba por los suyos. Un rato junto a su sillón significaba un momento de paz porque podía sentir como me envolvía su halo de protección. Era el pilar afectivo de mi extensa familia, a la que mantuvo siempre unida a su alrededor, adorada por todos y cada uno de sus miembros. Admirable la dedicación a su familia. Estaba informada de todo aquello concerniente a sus descendientes, incluso de lo que cuidadosamente se le ocultaba, pero sin llegar a entrometerse en las vidas ajenas, simplemente se preocupaba por la felicidad de cada uno de nosotros. Tenía una psicología extraordinaria que proyectaba en el trato, haciéndonos sentir importantes y especiales, por lo menos para ella, lo que adquiría validez por encima de todo. Era un ser excepcional mi abuelita.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Tenía todas las virtudes que se le puede pedir a la perfección, haciendo que sus defectos -defectillos- pasaran desapercibidos, por eso recordamos su fuerte carácter entre risas. Siempre atenta y dispuesta a escuchar, regalando consejos y palabras amables. Era sabiduría. Capaz de mantener una conversación sobre cualquier tema, deportes, política, geografía, ciencia, literatura, historia, daba lo mismo, porque estaba al día de todo, porque todo era de su interés. A quienes tuvimos el placer de conocerla no nos sorprende que le gustaran las películas de artes marciales y que de joven hubiera querido ser una cantante para la que tenía su propio nombre artístico, "la uribina". Era entrañable. Tenía un humor inteligente digno de una mente privilegiada como la suya. Y con una memoria a veces abrumadora, se acordaba de todas las fechas importantes sin necesidad de apuntarlas. Un ser excepcional mi abuelita.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Jugó un papel muy importante en mi vida, por eso su ausencia dejó un vacío que he aprendido a rellenar con los recuerdos, algo nada complicado ya que tuve el privilegio de gozar de su compañía durante todos los veranos de mi infancia y adolescencia, además de otros muchos encuentros y las frecuentes conversaciones telefónicas. Sigue siendo importante en mi vida, por eso me encomiendo a ella en los momentos difíciles buscando su respuesta desde el cielo, donde estará con toda seguridad, recibiendo siempre la serenidad necesaria para afrontarlos.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Un ser excepcional mi abuelita, incluso desde allá arriba.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div>B. G. R.http://www.blogger.com/profile/05817536288922652422noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5097939738244691085.post-19880884884757319032011-11-19T20:39:00.001+01:002011-11-21T11:45:07.538+01:00Otoño<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj_Z0J3LTPAmpPNIRjPr38-Mm9cvklOy31-nD8IrV_mPLA3nFQzsDalKzI67zJXv78awcK2s38VpbPDAFxrKswEGXB9AaR1vJM5a8_jrDNBk5jrSKXVc4F70pJ4th1Dc0c1q1hK6houeVo/s1600/hojas+de+oto%25C3%25B1o.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="212" nda="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj_Z0J3LTPAmpPNIRjPr38-Mm9cvklOy31-nD8IrV_mPLA3nFQzsDalKzI67zJXv78awcK2s38VpbPDAFxrKswEGXB9AaR1vJM5a8_jrDNBk5jrSKXVc4F70pJ4th1Dc0c1q1hK6houeVo/s320/hojas+de+oto%25C3%25B1o.jpg" width="320" /></a></div><br />
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<div style="text-align: justify;"> El otoño es un periodo de transición entre las soleadas y relajantes vacaciones de verano y la época de Navidad, con sus millones de bombillas iluminando el mundo entero. Si la primavera es vida, una explosión de colorido, un tiempo para el amor y la revolución de las hormonas, en otoño todo parece dejarse morir. Los árboles se desnudan, el sol desaparece para abrir paso a la lluvia y mueren los colores tornándose todo de una luz grisácea y empobrecida. Nuestra piel recupera su estado natural, libre de bronceados. Los días son más fríos y húmedos. Los armarios se vuelven aburridos con sus ropas oscuras y monocromáticas, vivo reflejo de nuestras vidas otoñales. Es una época en la que vamos entrando en la rutina diaria paulatinamente hasta vernos engullidos por la indeseable monotonía, contra la que hay que luchar sin descanso.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Nostalgia y añoranza son los días lluviosos de otoño. Nostalgia de momentos felices revividos por el subconsciente. Añoranza por aquéllos que ya no están presentes. O que sí lo están pero a demasiada distancia. Como caen las hojas al son del viento, así danzan las imágenes del pasado. Como las gotas de agua resbalando de las nubes, así se desploman los recuerdos. Y mientras observo la lluvia a través de la ventana me sumerjo en los charcos de mi mente.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> El otoño me entristece. Con el aroma a castañas asadas aparece la melancolía vestida de calabaza. Quizás sea por esa necesidad mediterránea de sentir los rayos del sol a diario. Entonces sólo he de esperar a que deje de caer la lluvia, que traerá consigo tiempos de luz primaveral.</div>B. G. R.http://www.blogger.com/profile/05817536288922652422noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5097939738244691085.post-37549654757285951652011-07-17T18:51:00.001+02:002011-07-18T13:32:25.317+02:00Juegos en el insomnio<div align="center"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYPoQCmKd83agfG4eOOBS_vBXvScaTTgNdsV-350lCmEhacRIUqB9NvyWIg_Cvvxr8596WFvfLfWdmxNyErEQ1bz2TjE6NqvvLT42o_DAhVCg6hEg-E-jNgt_y8X_7ljnYUHjyALgRNXk/s1600/insomnio+y+fin+del+mundo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="212" m$="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYPoQCmKd83agfG4eOOBS_vBXvScaTTgNdsV-350lCmEhacRIUqB9NvyWIg_Cvvxr8596WFvfLfWdmxNyErEQ1bz2TjE6NqvvLT42o_DAhVCg6hEg-E-jNgt_y8X_7ljnYUHjyALgRNXk/s320/insomnio+y+fin+del+mundo.jpg" width="320" /></a></div><br />
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<div style="text-align: justify;">Anoche, justo después de cerrar el libro y apagar la luz, mi cabeza, que como ya es sabido va por libre y, lo peor de todo, tiene voz propia, me hizo la siguiente pregunta sin venir a cuento: "si supieras que se acaba el mundo y mañana fuera el último día, ¿con quién desearías pasarlo?". Vaya-estupidez fue mi primera reacción. "En serio, piénsalo, y sólo puedes darme un nombre" me dijo. Venga-vale, decidí buscar una respuesta rápida para evitar alargar la conversación hasta el insomnio.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Después de barajar algunos nombres, empecé a agruparlos.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Mis padres, claro, ¿quién mejor para ofrecer la protección y serenidad necesarias ante el cataclismo que se supone se avecina? Pero, ¿a quién elegiría de los dos? Sin repuesta.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Aunque un encuentro con mis hermanos se me antojaba de lo más entretenido para amenizar el fin del mundo, me resultaría imposible escoger sólo a uno de ellos. El mismo problema con mis sobrinos, con los que además tendría la angustiosa misión de hacerles pasar el mejor día de su vida.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Amigos, familia y conocidos... tampoco. Ninguno tendría prioridad ante los anteriores.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Si tuviera pareja sería fácil, supongo, y me aseguraría una jornada de lujuria y romanticismo inenarrable, pero, como ya conocemos de mi soltería, esta opción quedó descartada desde un inicio.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Metida en el juego y con la excitación de un niño ante una adivinanza, empecé a explorar otras opciones. "¿Ves como no es una pregunta absurda?" me decía mi cabeza.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;">¿El Dalai Lama para que me preparara espiritualmente para el más allá y minimizara el impacto del fin de la existencia? Sólo imaginarlo me aburría hasta el bostezo.</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;">¿Un George Clooney? Por aquello de disfrutar de ciertos placeres antes de palmarla, digo. ¿Y si fuera un Chayanne, que además me cantara al oído y bailara para mí solita? Placer absoluto. Esta opción me costó desecharla, pero no iba a poder contárselo a todas mis allegadas al día siguiente, por lo que acabé anulándola. Para oír música elegiría a otros cantantes y, mejor aún, me conectaría el ipod -que por supuesto me compraría sin tiempo para posteriores remordimientos-</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;">¿Un Ferran Adrià que me cocinara los más suculentos platos? No, no. Es otro placer que hay que compartir.</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;">¿Una isasaweis que me contara todos los secretos de belleza que debo conocer? Innecesario, recordemos que se irían conmigo a la tumba al día siguiente.</div><div style="text-align: justify;"> (...)</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Y así seguí eligiendo y descartando unos minutos más hasta que descubrí el verdadero objetivo del juego. Sólo es válido el primer nombre que aparece en tu cabeza. Ahora bien, ¿estaría dispuesta esa persona a pasar el último día de su vida contigo?</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; margin: 0cm 0cm 0pt; text-align: justify;"><br />
</div>B. G. R.http://www.blogger.com/profile/05817536288922652422noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5097939738244691085.post-72913186747877626602011-06-11T18:58:00.000+02:002011-06-11T18:58:07.332+02:0039+1<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYqL_pTJHqvdYm21iIbXms34l-CuW9bIEXfw4RBz60WuYzeN_Pu9-otbEQGjEynaX9XqHOlLEk7U42GmwTB1pJHXl08xBkm3bsJT0NmC0NOD_tAYnyzXX3jmlDh9nXCDwkSFb5jvRoNRk/s1600/el+cocinero.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYqL_pTJHqvdYm21iIbXms34l-CuW9bIEXfw4RBz60WuYzeN_Pu9-otbEQGjEynaX9XqHOlLEk7U42GmwTB1pJHXl08xBkm3bsJT0NmC0NOD_tAYnyzXX3jmlDh9nXCDwkSFb5jvRoNRk/s320/el+cocinero.gif" t8="true" width="233" /></a></div> </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Pasó su infancia con la esperanza de que sus padres trajeran al mundo un hermanito con el que jugar a fútbol o a indios y vaqueros, pero lejos de sus deseos se encontró con cuatro hermanas y la casa se llenó de muñecas cursis con sus correspondientes accesorios cursis. Le gustaba jugar con sus hermanas, sí, pero siempre terminaba el juego reprendido por sus padres, pues los sustos y las luchas no son cosas de niñas y éstas siempre acababan llorando o, en el mejor de los casos, gritando. Consiguió acotar su espacio vital y encerró su independencia en lo que después de cuarenta años sigue llamándose "<em>el cuarto de Fran</em>", a pesar de haber tenido otras inquilinas posteriormente. Era su reducto y sus hermanas siempre tuvieron claro que era el único lugar de la casa donde se requería permiso de acceso.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Su rebeldía, propia de la adolescencia, la compartió con la <em>edad del pavo</em> de sus hermanas, lo que tuvo que ser difícil, desde luego, pues todo aquél que lo conoce sabe que no le resultaría fácil oír a todas horas conversaciones sobre chicos, moda y otras trivialidades femeninas. Para colmo, las niñas fueron convirtiéndose en mujeres y, haciendo un rápido cálculo, si el mes tiene cuatro semanas, la práctica totalidad de cada año tuvo que soportar las consecuencias hormonales de todas las féminas de sus casa. Una gran escuela en lo que al ciclo emocional producido por los estrógenos y la progesterona se refiere.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> No era buen estudiante, pero se las apañaba para enseñar a sus hermanas matemáticas o alguna otra asignatura de ciencias. A la vieja usanza, claro, porque a falta de paciencia bien valen unos cogotazos para que la alumna apruebe geometría o aritmética. También aleccionaba a su hermana menor sobre baloncesto, a la que procuraba acompañar a los partidos pudiendo al fin compartir con alguna de ellas su afición al deporte y, ya de vuelta a casa, le reprochaba aquel mal pase o aquella mala defensa, de forma constructiva, por supuesto. Intentó en vano introducirlas en sus gustos musicales, pero ellas eran más cercanas a lo que con sorna llamaba "<em>los 40 criminales</em>" que a sus <em>cassettes</em> de Manowar. Aún así logró que cayeran en sus redes aprendiendo las canciones de Queen, cuyas letras en inglés sólo podían inventar para su desesperación, pues fue el único dotado para los idiomas. No obstante, hubo una canción que les enseñó -también a cogotazos, claro- y caló hondo en todas ellas, pasando con toda seguridad a formar parte de la banda sonora de sus vidas.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Decidió que quería ver mundo y aprovechó la oportunidad que le brindaba su profesión para salir del nido -casi diríamos olla de grillos-. Primero recorrió la geografía catalana y pronto cruzó la frontera compaginando en Andorra su trabajo con su gran pasión que ha sido siempre la nieve, acabando en Alemania para añoranza de los suyos, quienes con gran alegría lo recibieron cuando decidió regresar, sobre todo sus cuatro hermanas. Ahora, establecido en Barcelona y recuperando sus raíces, ha encontrado al fin su lugar, el que parece ser el definitivo. Ojalá. De estas vueltas que ha dado en la vida da buena cuenta su nombre cuyo abreviaturas narran un trocito de su vida. Pape, Fran, Curro, Frank, Paco, Frasiscou, entre otros, y actualmente Franky, el que más me gusta por ser un reflejo de la vida que empezó a constriurse no hace mucho tiempo y en la que parece haber encontrado la felicidad.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Allá por donde ha pasado ha dejado grandes amigos, porque su carácter, a pesar de ser un géminis donde los haya, atrapa a todo el que entra en su vida aunque sólo sea de visita. Y hoy, como no podía ser de otra manera, celebra su cuarenta cumpleños rodeado de amistades de los círculos más dispares y de los familiares que tanto lo queremos.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Felicidades, hermanito.</div>B. G. R.http://www.blogger.com/profile/05817536288922652422noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5097939738244691085.post-49151123636097077502011-06-03T15:30:00.005+02:002011-06-03T15:30:02.414+02:00Entender el amor<div style="text-align: center;"><br />
</div><div style="text-align: center;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5PMYT-sWYUZ0Klzb-ydUNXuwE8x_Nmhf8pgh67ti5xkkfNdb4FCI-JP5BpHPIQwuWtOUbixmHq2ci41sA0RxBPUN4ILEjTuVk42tI-X503smyHNApq0KtOQoy1HYsUs3m1lk5HlOpSGQ/s1600/amor+loco.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5PMYT-sWYUZ0Klzb-ydUNXuwE8x_Nmhf8pgh67ti5xkkfNdb4FCI-JP5BpHPIQwuWtOUbixmHq2ci41sA0RxBPUN4ILEjTuVk42tI-X503smyHNApq0KtOQoy1HYsUs3m1lk5HlOpSGQ/s200/amor+loco.jpg" t8="true" width="200" /></a></div><div style="text-align: center;"><br />
</div><div style="text-align: center;"><br />
</div><div style="text-align: center;">Porque le amaba quería entenderle</div><div style="text-align: center;">y le entendía, pues le amaba,</div><div style="text-align: center;">porque el amor es entendimiento</div><div style="text-align: center;">y quien no lo entienda, que no ame.</div><div style="text-align: center;"><br />
</div><div style="text-align: center;">Entendió su amor y así le amó</div><div style="text-align: center;">y por amor iba entendiendo</div><div style="text-align: center;">que aún sin entender le amaría,</div><div style="text-align: center;">porque del amor, ¿qué no entendería?.</div><div style="text-align: center;"><br />
</div><div style="text-align: center;">Y al amar sin entenderlo,</div><div style="text-align: center;">pues no entendía ese amor</div><div style="text-align: center;">ya que le amaba pero no entendía,</div><div style="text-align: center;">entendió de una vez que nunca había amado.</div>B. G. R.http://www.blogger.com/profile/05817536288922652422noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5097939738244691085.post-47918951990463818952011-06-01T22:37:00.004+02:002011-06-09T18:00:21.222+02:00Renovarse o morir<div style="text-align: justify;"><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXPKyzR77fytSvEJ_1w8RfJbKEyOvTQNI-VG0HBZWfrhBbr8cggZc-kciGIeqpRfxvLA7vOcoKZ4Aqwzq9ZvbGkvYk0Oo9luwb2hQfXWdYBACQTKoDzl9LhGNC3FqTVh_HZe2mX-qiGnA/s1600/RENOVARSE+O+MORIR.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="168" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXPKyzR77fytSvEJ_1w8RfJbKEyOvTQNI-VG0HBZWfrhBbr8cggZc-kciGIeqpRfxvLA7vOcoKZ4Aqwzq9ZvbGkvYk0Oo9luwb2hQfXWdYBACQTKoDzl9LhGNC3FqTVh_HZe2mX-qiGnA/s200/RENOVARSE+O+MORIR.jpg" t8="true" width="200" /></a></div><br />
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Hoy me he dado cuenta de cuanto ha cambiado mi vida. Hace un año y medio, aproximadamente, pensé que me costaría Dios y ayuda recuperar mi vida en esta ciudad. Estaba equivocada, pues no se trataba de recuperar la anterior sino de construir una nueva. Renovarse o morir, que dicen por ahí. Y lo he conseguido, llevo una vida normal que me encanta.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Profesionalmente, trabajo en lo que me gusta y parece que tengo futuro en este despacho, o eso augura el contrato indefinido que he firmado hoy, una estabilidad laboral hasta ahora desconocida. Tengo tiempo para la lectura, un placer que he descubierto, para escribir, aunque últimamente he sido más pensadora que escritora, para bailar flamenco, algo para lo que desgraciadamente no nací pero que me apasiona, e incluso para ir al gimnasio -bueno, me he matriculado hoy, ya veremos cuánto tiempo voy a dedicar al ejercicio físico-. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> De vez en cuando unas cervecitas en buena compañía, una cena arreglando el mundo con mis amigas, una fiesta de esas que me gustan tanto, ésas de acostarse al amanecer con unas copas de más, unos cuantos bailes y muchas risas en el cuerpo. Ratos de shopping, con lo excitante de hacerse con un nuevo trapito que tan bien sienta o encontrar el bolso que tan bien le van a esos zapatos que no he estrenado por no tener el complemento a conjunto. Una conversación telefónica, un mensaje de facebook o una ojeada al twitter, para estar conectada a mi círculo social. De tanto en tanto un viaje o una escapadita de fin de semana para cambiar de aires y recargar batería. Escuchar música, disfrutando de una melodía inolvidable o emocionándome descubriendo una nueva canción. Cómo no, un concierto, un espectáculo o una obra de teatro, que con la oferta de ocio de esta ciudad es imposible aburrirse. Lo que echo de menos es el cine, ya ni recuerdo cuándo fue la última vez que vi un estreno en la gran pantalla, tendré que planteármelo. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Pasar tiempo con mi familia es una bendición -esto da para otro blog-. Buenos ratos con mis sobrinos, que siempre me alegran el día y sobre todo los fines de semana. Encuentros generalmente improvisados con mis hermanos y acólitos -qué alegría tenerlos tan cerca-, y por supuesto con mis padres, con los que comparto nada menos que el mismo techo. Además siempre hay un evento familiar que reúne tíos y primos, a los que no falto para resarcirme de la añoranza que me produjo durante unos años no estar presente.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Y en el día a día, mucho tiempo para mí. Mis cremitas, mis maquillajes, mis sesiones de peluquería, de manicura, pedicura, depilación, mascarillas, lociones... bueno, es que me gusta cuidarme... Y mis ratos de meditación, reflexión y relax, absolutamente imprescindibles.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Hoy he firmado mi nuevo contrato laboral, mi nuevo seguro de salud y mi nueva matrícula en el gimnasio, será por eso por lo que he llegado a la conclusión de los cambios habidos en mi vida. Sí, lo he conseguido, llevo una vida normal que me encanta.</div>B. G. R.http://www.blogger.com/profile/05817536288922652422noreply@blogger.com0Barcelona, España41.388231676626496 2.13031731298826841.314098176626494 2.0434943129882681 41.4623651766265 2.2171403129882679tag:blogger.com,1999:blog-5097939738244691085.post-76901499446226011332011-03-23T21:20:00.000+01:002011-03-23T21:20:00.452+01:00Cama vacía<div align="center"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-ONAZIDzB0Uv6L9kFRblxb8hn-cSl0V4J2dZbyHp_L4X5pSy3MF8J5GHx3ujdxWlrs-Eo7wc114xkJqAdw2OWzp5iQKK7JxayD99bC8OWl1WuxDXOFHFNkZ1yI7WQ_tIvI9ZysBCTQjs/s1600/imagesCAX1WF0T.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="150" q6="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-ONAZIDzB0Uv6L9kFRblxb8hn-cSl0V4J2dZbyHp_L4X5pSy3MF8J5GHx3ujdxWlrs-Eo7wc114xkJqAdw2OWzp5iQKK7JxayD99bC8OWl1WuxDXOFHFNkZ1yI7WQ_tIvI9ZysBCTQjs/s200/imagesCAX1WF0T.jpg" width="200" /></a></div><div align="center"><br />
</div><div align="center"><br />
<br />
En esta cama vacía,</div><div align="center">al calor de mi propio abrazo,</div><div align="center">siento la sábana fría</div><div align="center">que duele tanto...</div><div align="center"><br />
</div><div align="center">(...)</div><div align="center">En la noche callada y tranquila,</div><div align="center">al abrigo de la oscuridad,</div><div align="center">el gélido silencio me asfixia</div><div align="center">y duele siempre la soledad.</div><div align="center"><br />
</div><div align="center">Busco la piel de la compañía,</div><div align="center">de los labios un beso fugitivo,</div><div align="center">un susurro, un roce esquivo,</div><div align="center">una mirada dormida...</div><div align="center">de nuevo frío.</div><div align="center"><br />
</div><div align="center">En la noche oscura y tranquila</div><div align="center">cómo duele esta cama vacía.</div>B. G. R.http://www.blogger.com/profile/05817536288922652422noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5097939738244691085.post-20624260686219474442011-03-21T23:37:00.003+01:002011-03-29T21:09:59.417+02:00De puño y palabra<div style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhCRq0hn55I_V8-UMt-gWMnTnqaqrrFFRCWaSiDvuqEdb_VTeIDKnoXCy8yDWTgWVijtn2RRvINI3S63cnRTyTTPW90d50D9gWbd_Ao9u3jbkKjDnw7vtaR-tyGU_oToPO4STVlbp4h6vU/s1600/agresion.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="133" r6="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhCRq0hn55I_V8-UMt-gWMnTnqaqrrFFRCWaSiDvuqEdb_VTeIDKnoXCy8yDWTgWVijtn2RRvINI3S63cnRTyTTPW90d50D9gWbd_Ao9u3jbkKjDnw7vtaR-tyGU_oToPO4STVlbp4h6vU/s200/agresion.jpg" width="200" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Llevo unos días pensando qué es más doloroso: ¿la agresión física o la verbal? La verdad, todavía no me he decantado por ninguna.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">La agresión física es del todo inadmisible. No hablo de una nalgada a tiempo a un niño, es decir, una palmadita sin saña y con efecto corrector. No estoy muy de acuerdo con este método en la educación de los niños pero, de vez en cuando, se hace necesario. Como he cuidado a los hijos de otros durante mis eternos años de estudiante, labor con la que me ganaba <em>un dinerito</em> destinado básicamente a la diversión del fin de semana y otros caprichos, he aprendido a educar a los niños sin necesidad de soltar la mano, lo que a veces es más sencillo que una larga conversación que puede resultar agotadora, pero en mi opinión es más positivo razonar. En mi caso era más efectivo un sermón telefónico de mi abuela que la zapatilla de mi madre, que desde luego no aplacaba mi genio sino todo lo contrario. Si alguien sabía dominar mi carácter era mi abuela -ya es imperdonable no dedicarle un post-.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Como decía, hablo de la agresión que se ejerce sin más, absolutamente intolerable. Tiene además un riesgo y es que el agresor nunca sabe cómo va a reaccionar el agredido. Y bueno, si encima el agredido no puede reaccionar, entonces ya hablamos de abuso, lo que me parece detestable, pero en esto tampoco quiero entrar. Me refiero a la agresión física fruto de la ira, de un momento de cólera o incluso de ofuscación. Francamente, a mí lo que me parece es una merma de la capacidad de razonar. Un puño desobedeciendo a un cerebo, que frena su fuerza a gritos, no es excusable de ninguna de las maneras. Claro que se me ha ido la mano alguna vez, tengo cuatro hermanos y he recibido y dado por igual, lo que no tacharemos de agresión, por eso sé a ciencia cierta que descargarse a tortazos es una falta de respeto hacia el agredido y hacia uno mismo. Y el respeto es lo que nos da valor como seres humanos.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">La agresión verbal también es del todo inadmisible. No comprendo qué derecho tiene alguien a herir a otro mediante la palabra. Decirle a alguien lo que de antemano se sabe le va a hacer daño no es comprensible. Hay personas cuya boca es capaz de vomitar con rauda agilidad crueldades impensables en un momento de absurdo enfado. Es alucinante cómo en unas centésimas de segundos es capaz de rebuscar en las heridas de su oponente, descartar las más superficiales y ordenar a su lengua que escupa sal sobre las más profundas, y todo ello en una lucha contra su cerebro que a todas luces tratará de evitarlo. Utilizar contra alguien lo que nos ha confiado en un momento dado es una traición que puede tener efectos secundarios. Actualmente sacar los trapos sucios está de moda, sólo hay que encender la televisión.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Todos sabemos afilar nuestra lengua como también sabemos apretar los dientes para dejarla bien roma. Claro que he lanzado dardos envenenados en alguna ocasión pero, lejos de encontrar satisfacción en ello, ya me arrepentía en pleno vuelo, porque sabía que rebotarían en la diana y acabarían clavándose en mí, aunque sólo fuera en forma de remordimientos. Porque eso sí que me revuelve el estómago, que haya quien después de una diarrea verborreica se disculpe con un simple "yo soy así", incapaz de tener ni el más mínimo remordimiento de conciencia, o un "en realidad no lo pienso" porque cuando se apuñala a alguien lo mismo da que haya sido a propósito o no porque el daño es el mismo.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">En fin, una reflexión que no me lleva a ninguna conclusión. Sigo sin saber si hiere más un derechazo mal dado o un martillazo verbal. En cualquier caso, abogo por el diálogo. Suele dejar menos secuelas. Pero no a gritos, que para eso ya está la tele.</div>B. G. R.http://www.blogger.com/profile/05817536288922652422noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5097939738244691085.post-72443289011725894272011-03-18T20:22:00.001+01:002011-03-19T01:04:46.447+01:00Puro teatro<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhxm5O3zev8MixWICY7ouwTm89g4Jkl8QPk9gKXLxZ57wPNfgsFtIxDskab4JMVgMUOoC1z163GIeUiUG6T4pXmBLrgLZw844IAaQY8UpH86W6ZAo93Qk41zTQT70sUU69a1FrN42_QJ7U/s1600/puro+teatro.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="168" r6="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhxm5O3zev8MixWICY7ouwTm89g4Jkl8QPk9gKXLxZ57wPNfgsFtIxDskab4JMVgMUOoC1z163GIeUiUG6T4pXmBLrgLZw844IAaQY8UpH86W6ZAo93Qk41zTQT70sUU69a1FrN42_QJ7U/s200/puro+teatro.jpg" width="200" /></a></div><br />
<div style="text-align: justify;"> El pasado miércoles fui al teatro a ver el último espectáculo de Don José Luis Panizo González, más conocido como Anthony Blake, que al cambio salió ganando porque con ese nombre nunca se hubiera hecho un hueco en el mundo de la magia. El cartel de la entrada rezaba el título <u><a href="http://www.anthonyblake.com/masinfo.html">"No vengas solo"</a></u> acompañado de la siguiente advertencia: "este espectáculo puede herir la sensibilidad del espectador", seguido de una recomendación de abstención a las personas nerviosas y/o de corazón delicado. Quienes me conocen saben que en el momento en que leí ese cartel debí retirarme, pero ya cuando supe del argumento del <em>show,</em> que no es otro que el miedo, debí salir corriendo sin más.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Con las entradas en la mano, ya no había vuelta atrás. Por cierto, justo en el instante de retirar las entradas apareció Blake en la taquilla y a mis acompañantes les faltó tiempo para esconder sus caras, pues en estos espectáculos conviene pasar desapercibido si no quieres participar involuntariamente en algún truco. A mí me daba igual porque no pensaba participar en el <em>show</em> de ninguna de las maneras. No soy de las que se ofrecen voluntarias en estos eventos, sino de las que se esconden. Padezco pavor al público, lo que le viene como anillo al dedo a este espectáculo sobre nuestros miedos. Desapercibidos, lo que se dice desapercibidos no pasamos, porque nuestras risas se oían desde el otro lado de la calle, donde estos días representan dos grandes musicales. ¿Y por qué no habíamos asistido a uno de los musicales? En fin, como he dicho ya, no había vuelta atrás.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Nos acomodamos en nuestros asientos de la fila 3, para mi gusto demasiado cerca del escenario y demasiado centrados (a mí me tocó el asiento 1). Subió el telón y el escenario se convirtió en un salón de atrezo de películas de terror. Únicamente se iluminaba una muñeca horrenda de porcelana, envuelta en una nube de humo, y de fondo una cancioncilla infantilmente canturreada. Ya con mi piel de gallina, veo aparecer de la nada a Blake con una pequeña caja de música que abre de vez en cuando, dejando salir una canción espeluznante, mientras explica que dicha caja concede deseos al abrirla, no obstante hay que tener cuidado con lo que se desea porque se cumple (ya lo dice el proverbio chino). A continuación le pide a la señora de la fila 1 asiento 1 que se ponga en pie y piense su deseo y, con la teatralidad de que es capaz el artista, le ruega que no abra la caja, pues su deseo conlleva un grave peligro, ordenándole pasar la caja a la señora de detrás, o sea la de delante de mí. Mis acompañantes me dan codazos entre risas viendo acercarse la caja. Efectivamente, llega a mis manos y me toca ponerme en pie, pensar un deseo -no pensé nada, por si acaso-, abrirla y comprobar que su truco ha dado resultado: no sólo no suena sino que está completamente vacía. Me pide que me siente, qué alivio, y prosigue su actuación, pero no pasa más de un minuto antes de que me señale con el dedo y me obligue alzando la voz a subir a toda prisa al escenario. Imposible negarme, sería más bochornoso que el hecho de hacer el rídiculo allí arriba, así que allá voy, aterrorizada por la vergüenza y porque no sé qué quiere de mí ese personaje al que empiezo a odiar con todas mis fuerzas. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Realiza conmigo un truco estúpido sobre disociación mental. Me cierra los ojos mediante una pseudohipnosis y coge mi brazo izquierdo sin decirme nada más que "piensa en tu pelo, notarás frío en el brazo; ahora céntrate en tu frente, notarás frío en el brazo, ahora céntrate en tus cejas, notarás un pequeño pellizco..." Hijo de... ¿un pellizco? ¿A que me hace daño y tengo que ponerme a chillar delante de toda esta gente? Por si las moscas sólo pienso en cejas, cejas, cejas, para no notar lo que está sucediendo, nada bueno a juzgar por el murmullo del público. Acaba el numerito enseñándome una gasa con gotas de sangre, se supone, aunque son de color rosa fosforito. Al parecer ha representado que me pinchaba en el brazo con algo hasta hacerme sangrar mietras yo permanecía sentada sin inmutarme. Una bobada, ya lo he dicho, pero confieso que lo pasé realmente mal. Bueno, ya podía volver a mi sitio. Ingenua de mí... ¡No había acabado conmigo! "Fijo que el soplagaitas éste se ha quedado con mi cara en la taquilla. ¡Tres trucos seguidos! Soy una pringada". Y desde luego que lo soy, porque ningún espectador participó en más de un numerito y a mí me tuvo veinticinco minutos de reloj...</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Ahora toca jugar a la ruleta rusa con cuatro grapadoras industriales. Primero tengo que apuntar a su mano y, <em>oh-magia</em>, no sale ninguna grapa. Bueno, una posibilidad entre cuatro, puede ser cuestión de suerte. Esperemos que no sea cosa del azar y que el <em>tipejo</em> éste sepa lo que hace, porque ahora tengo que apuntar a su yugular. Como no me atrevo a accionar el artefacto, el público se viene arriba y empieza a carcajearse sin ningún pudor. "Yo no le veo la gracia. ¿Pero qué necesidad tenía yo de ir al teatro a ver al mentalista éste de pacotilla? Si sale mal, que puede pasar, no sería el primer truco fallido, me voy a cargar al tipo éste. Socorro, quiero irme de aquí". Me decido y, <em>uf-menos-mal</em>, no sale ninguna grapa. Pero sólo quedan dos, cara o cruz, <em>fifty-fifty</em>, y elijo con muchas dudas una de ellas, con la que el suicida ahora apunta a su sien y, <em>oh-claro</em>, acierta de nuevo. Al fin acaba el truquito de marras. Sí, Blake ha adivinado cuál es la que estaba cargada. Para mi desgracia nadie aplaude y me quedo junto al protagonista -ya casi coprotagonista- unos eternos segundos esperando a que el público se arranque para poder volver a mi sitio, al que regreso intentando no caer de bruces bajando los enormes peldaños -sería una pena estropear mi actuación estelar ahora- y con ganas de asesinar a los que me han liado para asistir a este esperpento. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> El resto de la función, que vi relajadamente sabiendo que no volvería a ser <em>la elegida</em>, transcurrió hablando de espíritus, budú y demás horrores, todo ello amenizado con efectos paranormales, lo que provocó una noche de insomnio y pesadillas. En mi opinión es un espectáculo regado de trucos muy buenos, pero tan falto de dinamismo que resulta bastante tedioso. Muy flojo. Creo que la causa es el propio Blake, actor malo de solemnidad. Ni que decir tiene lo bien que se lo pasaron a mi costa mis amigos y lo qué se ha divertido mi gente escuchando mi anécdota. En el despacho la grapadora se ha convertido en un objeto de lo más hilarante y me han pasado tropecientas llamadas telefónicas de Blake entre ayer y hoy. En fin, creo que esto va a traer cola...</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> ¿Nuestros miedos? Hala, ya conocéis uno de los míos: ¡subirme a un escenario!</div>B. G. R.http://www.blogger.com/profile/05817536288922652422noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5097939738244691085.post-6333335710798110462011-03-14T22:52:00.009+01:002011-03-17T10:05:26.876+01:00Caprichos de la Naturaleza<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgD8xmIqoMHmxbumH-FPNCXEpAL_nLUkyVe_Eu768_ZRv8J2EH15uXFC51-nYH0ewV9CCoRNwHr_gr-IZGZtMl0n1OVCyICAcC5HS6Q2v2RT4ilooiS3kW4mk4zgSisowEtZ0lnI7CqmWk/s1600/Tsunami+Japon.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" r6="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgD8xmIqoMHmxbumH-FPNCXEpAL_nLUkyVe_Eu768_ZRv8J2EH15uXFC51-nYH0ewV9CCoRNwHr_gr-IZGZtMl0n1OVCyICAcC5HS6Q2v2RT4ilooiS3kW4mk4zgSisowEtZ0lnI7CqmWk/s1600/Tsunami+Japon.jpg" /></a></div><br />
<div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">A ti, Naturaleza, y a tu diabólica forma de divertirte.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Una vez más has decidido jugar al balón con nuestro planeta. Esta vez te ha bastado un pequeño manotazo para ganar a tu contrincante, el Hombre. Conocedora de que tememos tu furia contenida, te desternillas cuando observas cómo nos achicamos. No has elegido aleatoriamente a Japón, claro que no. Gran potencia mundial altamente preparada para afrontar cualesquiera catástrofes, la has elegido premeditadamente, lo sé, un digno rival para demostrar tu fuerza ante los mortales y atemorizarnos ante la sobrecogedora visión de un país como éste arrasado en tan sólo unos segundos. Terremoto, tsunami y explosión nuclear. ¿Era un urdido plan o es que se te ha ido la mano? </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Cuando pienso en un japonés aparece en mi mente una persona de ojos rasgados con una cámara colgando de su cuello, caminando en grupo de forma disciplinada. Y desde luego los japoneses han demostrado que es una visión acertada. El mundo entero ha podido observar consternado cómo la realidad supera la ficción a través de sus imágenes impecablemente filmadas y relatadas a través de sus teléfonos móviles. Hemos podido ver cómo actuaban siguiendo de forma marcada las indicaciones tantas veces ensayadas en los temblores a los que están acostumbrados. Cómo hacían cola para pagar la compra en los supermercados ya sin luz, en lugar de saquearlos. Cómo permanecían inalterables sus autoridades ante lo ocurrido, activando todos los protocolos existentes en todos los casos de emergencia que mi cabeza alcanza a imaginar. Una lección de talante japonés.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Una vez más hemos pagado nosotros tu aburrimiento. Has azotado a la Tierra resquebrajando toda una civilización, escupiendo sobre ella unos minutos más tarde para inundar cuanto aún quedaba levantado. Y no te ha bastado con esto. Cuando indefensa y exhausta seguía mirándote directamente a los ojos con la valentía de quien se ve capaz de volver a ponerse en pie con la poca batería que le resta, te acercas humillante para arrearle un cogotazo que la arrodille y le obligue a clavar su vista en el suelo, volando por los aires su energía. Triunfante y orgullosa haces la zancadilla al resto de los humanos, solidarios siempre ante tus tropelías, y cercas tu zona de juego evitando cualquier ayuda por tierra, mar o aire. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">No digas que el Hombre está acabando con este planeta, pues lo amamos más que tú aunque a veces se nos olvide mimarlo. Más que tú, sí, que cuando te aburres te dedicas a desmontar sus piezas. Si sigues arrojando sobre él tus soplidos huracanados, estremeciéndolo con tus bruscas agitaciones, explosionando petardos atados a su lomo, volcándole ahogadores cubos de agua, y tantas otras chiquilladas como se te ocurren, vas a acabar por quedarte sin tu más preciado juguete. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Naturaleza, infantil y caprichosa, a veces no me pareces tan sabia...</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div>B. G. R.http://www.blogger.com/profile/05817536288922652422noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-5097939738244691085.post-29209992691401947562011-03-12T18:26:00.003+01:002011-03-17T11:28:25.762+01:00Mens sana in corpore sano<div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhAtiQ3-Zh5uhotX9-539bgP5fRBRnI2syQ3drZ2ES1SFi_xNhYC8ikZcW-N4euFuf2Fe3htubU35e14K_hUNAP8R_S1GwlfiREIEl1jEimYjOMpXIpozKV_5jxZh2OMVryBzIYEzqYtsI/s1600/equilibrio+fisico+y+mental.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" r6="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhAtiQ3-Zh5uhotX9-539bgP5fRBRnI2syQ3drZ2ES1SFi_xNhYC8ikZcW-N4euFuf2Fe3htubU35e14K_hUNAP8R_S1GwlfiREIEl1jEimYjOMpXIpozKV_5jxZh2OMVryBzIYEzqYtsI/s1600/equilibrio+fisico+y+mental.jpg" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div> </div><div style="text-align: justify;"> Hay tres momentos en el día que son vitales para mí. En este último año me he dado cuenta de que tan importante es mantener el cuerpo como el alma y, de la misma manera que hay que nutrirse de forma sana tantas veces a lo largo del día, hay que alimentar el espíritu equilibradamente. Se trata de buscar el punto medio entre la euforia y la depresión, porque tan temible es estar en lo alto de la montaña rusa a sabiendas de que la caída va a ser de órdago como dejarse caer en el fondo de un pozo a la espera de un rescate imposible -a estas alturas sé que por mucho que le lancen una cuerda al hundido sólo éste puede reunir las fuerzas necesarias para escalar por ella-.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Al primero de esos momentos podemos llamarlo "wake up" (es que últimamente me ha dado por estudiar inglés). Cuando me despierto por la mañana, ya sea a causa de la aborrecible alarma que me anuncia desesperada una nueva jornada laboral, ya sea por voluntad propia, o impropia, según, tengo por norma no poner un pie en el suelo -primero el derecho, por supuesto- hasta no estar plenamente convencida de estar preparada para afrontar el día de forma positiva. Casi siempre me basta con repasar el orden del día y éste siempre se compone de una equitativa compensación entre los quehaceres profesionales y mi tiempo de ocio. Como decía mi sabia abuelita, a la que algún día dedicaré unas palabras, primero la obligación y luego la devoción, pero las dos igual de importantes. No obstante, en ocasiones tengo que utilizar una fórmula maestra que alguien me enseñó hace ya muchos años y que he puesto en práctica tan sólo hace unos meses. Si no es suficiente con repetir lo de "hoy puede ser un gran día" para mudar mi estado de ánimo, espero unos minutos hasta dar con algo que me ilusione de tal manera que consiga incorporarme inmediatamente. Y si esto tampoco funciona, por encontrarme en uno de esos días en los que ni yo misma me entiendo, entonces es imprescindible que me levante de la cama para hacer algo al respecto, pues es inaceptable conformarse con que el olmo no dé peras... habrá que plantar el peral, no?!</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> El segundo momento imprescindible es la ducha. Tengo por costumbre hacerlo por la noche (por la mañana me aseo a conciencia, no vayas a pensar que salgo a la calle tal cual me levanto) y con el agua a la temperatura idónea para enrojecer mi piel debidamente. He de reconocer que más que una necesidad la ducha se ha convertido en un placer, pues después de la vorágine del día llega el esperado relax. Mientras me enjabono repaso la jornada y una vez soy capaz de reconocer preocupaciones, contratiempos y malos rollos habidos durante el día los expulso por el sumidero junto con el jabón. Podemos decir que así lavo cuerpo y mente. Resulta más plástico cuando me lavo el pelo, esto es día sí día no, pues parece que mis malos pensamientos salen de las mismas raíces capilares para terminar, literalmente, resbalando hasta desaparecer. No suelo cantar bajo el agua, pero es un arma infalible cuando algún pensamiento se agarra a mi cerebro intentando rebelarse contra su inevitable final. Cuando se cuela alguien en el cuarto de baño importunando mi aislamiento, también canto, aunque casi entre sususrros, como tratando de esquivar una más que probable conversación. Blanquear la mente requiere destreza y sobre todo soledad. Lo primero se adquiere con el ejercicio, lo segundo es harto complicado conviviendo con una familia numerosa en la que predominan las mujeres. Es cierto que las féminas somos dadas a las conversaciones en el cuarto de baño, especialmente mientras una de ellas está sentada en el inodoro dando rienda suelta a sus necesidades fisiológicas -los mayores secretos femeninos se han desvelado en los cuartos de baños; ay, si los lavabos hablaran...- Soy asidua practicante de este arte del <em>bla bla bla de toilet</em>, pero mi ducha no es momento de charla sino de meditación.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Y al fin llega el momento más importante: los preparativos para dormir. Es todo un ritual que sigo de forma inconsciente al objeto de conciliar lo que los entendidos llaman un sueño reparador. Tras lavarme los dientes, me fumo un cigarro pausadamente. Absurdo, lo sé, debería hacerlo en orden inverso, pero me resulta más placentero de este modo. Soy de naturaleza nerviosa, pero nerviosismo del que va por dentro, el peor de todos, herencia de mi madre, supongo, porque de mi padre no lo he recibido, desde luego, y la última dosis de nicotina del día es idispensable para que mis nervios se vayan a dormir conmigo, pues se aplacan con cada bocanada de humo que se escapa por la ventana de la cocina, único lugar de la casa donde se me permite fumar, y a Dios gracias, bueno a mi madre para ser exactos. Meterme en la cama es otro de los placeres cotidianos, y llega el éxtasis cuando las sábanas están recién puestas limpias. Acomodada, en la postura perfecta, escucho mi programa de radio preferido en esta franja horaria y/o leo cuanto mi cansancio me permita hasta quedarme completamente dormida. Suelo escuchar una locución de relajación que consigue destensar todos los músculos de mi cuerpo y, aunque siempre fui reacia a todo lo que rodea el mundo de la psicología, recomiendo esta terapia fervorosamente porque no sólo duermo como un bebé, sino que me levanto como una rosa, en condiciones óptimas para afrontar el nuevo día.</div>B. G. R.http://www.blogger.com/profile/05817536288922652422noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5097939738244691085.post-89966359061651792292011-02-03T19:59:00.002+01:002011-03-17T12:40:19.444+01:00Un desahogo<div style="text-align: justify;"><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhE1deSarPf26iJ1lSp0RdZs5DILHqckmjv8_WetHOEWF392r_pcRsRjKqF1cPEPkkUuvl4w-LiSQTQTQgRhNvHiGge34vAGclqVJU2hvhCzCOBaTYLMGy4t2tSS7TdaO51nsZKfP7OG9U/s1600/grito.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" r6="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhE1deSarPf26iJ1lSp0RdZs5DILHqckmjv8_WetHOEWF392r_pcRsRjKqF1cPEPkkUuvl4w-LiSQTQTQgRhNvHiGge34vAGclqVJU2hvhCzCOBaTYLMGy4t2tSS7TdaO51nsZKfP7OG9U/s320/grito.jpg" width="240" /></a></div><br />
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A veces quisiera gritar.</div><div style="text-align: justify;">Perderme en mitad del monte y allí, donde nadie me oyera, desgañitarme hasta romper a llorar.</div><div style="text-align: justify;">Un grito desgarrador que saliera desde la misma boca del estómago como una bola de fuego arrasando cuanto encontrara a su paso, abrasándome la laringe, enardeciendo mi garganta.</div><div style="text-align: justify;">Un grito desmedido que tensara mis cuerdas vocales hasta la afonía.</div><div style="text-align: justify;">Un grito que ensordeciera mis pensamientos y emmudeciera mi voz.</div><div style="text-align: justify;">Y cuando ya no quedara más aire que exhalar, inspirar profundamente todo el aire que cupiera en mis pulmones para volver a respirar.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">¡Qué descanso! Me he quedado nueva.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div>B. G. R.http://www.blogger.com/profile/05817536288922652422noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-5097939738244691085.post-7847436380003990102011-01-25T09:30:00.003+01:002011-03-17T16:38:13.334+01:00Confidencias<div style="text-align: justify;"><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgvsZAWCnQFD7O41-YKdm-JKn61Cw_zyzW5kDh-x-TEEQAOFuDc8q_-xlPs4HzpOlpET5mswz8Y9z8dSiDby-avvG68iTKX0lO1zsONETVllJvSLpmBFj_wCJ8blgqvXrhOGlVwVpeUZME/s1600/o%25C3%25ADdo+cocina.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" r6="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgvsZAWCnQFD7O41-YKdm-JKn61Cw_zyzW5kDh-x-TEEQAOFuDc8q_-xlPs4HzpOlpET5mswz8Y9z8dSiDby-avvG68iTKX0lO1zsONETVllJvSLpmBFj_wCJ8blgqvXrhOGlVwVpeUZME/s1600/o%25C3%25ADdo+cocina.jpg" /></a></div><br />
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Todos necesitamos en nuestra vida un confidente. Acabo de ver que la Real Academia Española acepta <em>confidenta</em> -qué espanto-, empeño éste que me saca de mis casillas, así que sólo (acentuado, por favor) voy a utilizar el masculino porque, a diferencia de este Organismo y del enfermizo activismo feminista, no me resulta ofensivo utilizar el género masculino para designar también el femenino, que sería lo correcto por tratarse de un participio activo. Quienes me conocen saben de mis habituales desacuerdos con la novelería de la RAE, pero esto lo dejaremos para otro día.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> El confidente es aquél o aquélla bajo cuyas alas corremos a cobijarnos cuando tenemos un problema porque es quien nos organiza el cerebro en los momentos en que algo lo ha desestructurado por completo, aportándonos la tranquilidad necesaria para dilucidar las posibles soluciones y afrontar el problema. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Su opinión nos es válida per se. No importa que su punto de vista sea contrario al nuestro porque muchas veces es precisamente lo que buscamos, otro punto de vista que nos libere del que nos está cegando. Es a quien necesitamos cuando estamos apesadumbrados, en quien primero pensamos cuando nos ocurre algo importante, a quien revelamos nuestros secretos y pedimos ayuda sin previa meditación.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Sin confidente nos hallamos perdidos. Puede ejercer este digno rol un amigo, una amiga, una hermana o hermano, un padre -incluye madre, no empezaremos otra vez con los feminismos absurdos-, cualquier familiar cercano o no... el que mejor juega el papel: la pareja. Pero por experiencia sé que la pareja es, aunque doloroso, fácilmente sustituible. El vacío de un confidente solamente lo llena la soledad. Soledad, sin duda el peor de los sentimientos.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Yo tengo confidente y hay que reconocerle el arduo trabajo que tiene conmigo porque me confieso reservada, sin vanagloriarme de ello. Y si te estás dando por aludido o aludida entenderás que este blog va dedicado a ti y que con estas letritas te estoy dando las gracias.</div>B. G. R.http://www.blogger.com/profile/05817536288922652422noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-5097939738244691085.post-52240074323502216282011-01-21T20:06:00.007+01:002011-03-22T12:31:19.175+01:00Efecto Disney<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiv88LyBrnehBtLFNx0mAAj-t7dmPyFQhtrB_wOIuS3BdkoehK5C1LH1iXBjQ9A03M29oD6JAme9mu0HV7SPVf43EDL3MyP4gQqlJDGCzEBx8CJeoCZm58PgrhlbE6ogOlnl-xlS50uB28/s1600/princesas-disney-caras.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="176" r6="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiv88LyBrnehBtLFNx0mAAj-t7dmPyFQhtrB_wOIuS3BdkoehK5C1LH1iXBjQ9A03M29oD6JAme9mu0HV7SPVf43EDL3MyP4gQqlJDGCzEBx8CJeoCZm58PgrhlbE6ogOlnl-xlS50uB28/s200/princesas-disney-caras.jpg" width="200" /></a></div><br />
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<div style="text-align: justify;"> Hace unos días estuve viendo con mi sobrina -otro día hablaré de mis tres amores que son mis sobrinos- todos los vídeos que encontré en internet sobre las Princesas Disney, obviamente todos los que no están adulterados por mentes perturbadas que se dedican a poner en boca de las cándidas princesitas ciertos diálogos indecorosos que son francamente ofensivos para cualquier fan del mundo Disney, porque hay que estar muy enfermo para rodar una versión porno de "Blancanieves y los siete enanitos".</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Como decía, a mi sobrina le ha dado por <em>Ariel, Cenicienta, Blancanieves, Aurora, Bella y Jasmine</em> y tiene muy claro que cuando sea mayor lo que quiere es ser Princesa. Claro, una princesa no hace nada, vive en un castillo y siempre se casa con su príncipe azul. ¡Bendita inocencia! Sólo tiene cuatro añitos, así que me abstengo de mostrarle la realidad. Dejaremos que disfrute de los cuentos antes de que, como todas, se dé cuenta de que son más numerosos los sapos que los príncipes, que las medidas de su castillo se reducen a una décima parte de lo que imagina y que del <em>farniente,</em> niente de niente.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Es vergonzoso pero, a mis treinta y dos años, sigo padeciendo el Efecto Disney. Después de la sobredosis de las <em>Princess</em> con mi sobrina, juro que llevo varias noches soñando con nuevas historias de amor de lo más candorosas (a los amantes de los "siete enanitos viciosos" os comunico que no hay escenas tórridas). Siempre son encantadores morenazos de quitar el hipo con cuerpos diez a los que conozco en sitios inverosímiles y en un momento, ¡zas! surge un flechazo y el beso de final de cuento, y luego una nueva escena y ¡zas! otro flechazo seguido de beso y otro y luego otro y así varias noches seguidas.<br />
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Don Walter Elias Disney: soy soltera y feliz -como decía aquel anuncio de la tele-, así que, donde quiera que estés, criogenizado o no, deja de mandarme señalitas mientras duermo, por favor.<br />
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</div>B. G. R.http://www.blogger.com/profile/05817536288922652422noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5097939738244691085.post-16122728456702472742010-12-17T21:32:00.005+01:002010-12-19T21:51:37.513+01:00Sixième et dernier jour<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-small;"><b></b></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgav5Vqk9ymuxkjnS6VJ3lrCAnvZUAxsjNVa58cFO7iujRSw5Xbi06YB8j-cMP4cCXuu_mGe-u9h8KWQYb_pCNwFOfB18c6qJFnvILvvdEdUdMRwUE9tGqspGO6vXGiNPISVqUFbol19KA/s1600/dire0811110elpais.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXFgr3UTSwbZDCTGmMCbu8p8DQOkdRhD-JSZqb4_ZBlHPSwEddhrF7U0iZ-Kxz65kobCV9BBsJbgE1n6RzcE8oPIfJ9pkYH8lxx5vr2WM2ZJ3JLMnD2jM7G_Sl4JwdQP_tOc1n0OlvnvU/s1600/09_12_2010_01_24_26_1765468077.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjC1Dyq1u_yXZGyx-FpYl134cLPHuePA4diK3GK5oXN1s8t4hFLzg3-5JUd3mZ6UeAEoL6e1JPKpUF-PbJE70SSIlFU0DLP2AnRrHXdgWYTgk6AYdm0DqasULZhckaylstCitE7Si4fXVk/s1600/Torre_Eiffel_cerrada_-_Par%25C3%25ADs.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjC1Dyq1u_yXZGyx-FpYl134cLPHuePA4diK3GK5oXN1s8t4hFLzg3-5JUd3mZ6UeAEoL6e1JPKpUF-PbJE70SSIlFU0DLP2AnRrHXdgWYTgk6AYdm0DqasULZhckaylstCitE7Si4fXVk/s400/Torre_Eiffel_cerrada_-_Par%25C3%25ADs.jpg" width="400" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"> <a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXFgr3UTSwbZDCTGmMCbu8p8DQOkdRhD-JSZqb4_ZBlHPSwEddhrF7U0iZ-Kxz65kobCV9BBsJbgE1n6RzcE8oPIfJ9pkYH8lxx5vr2WM2ZJ3JLMnD2jM7G_Sl4JwdQP_tOc1n0OlvnvU/s1600/09_12_2010_01_24_26_1765468077.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="226" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXFgr3UTSwbZDCTGmMCbu8p8DQOkdRhD-JSZqb4_ZBlHPSwEddhrF7U0iZ-Kxz65kobCV9BBsJbgE1n6RzcE8oPIfJ9pkYH8lxx5vr2WM2ZJ3JLMnD2jM7G_Sl4JwdQP_tOc1n0OlvnvU/s400/09_12_2010_01_24_26_1765468077.jpg" width="400" /></a></div><div style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;"><b> (lo peor que le puede pasar a un croissant - parte VI)</b></span></div><br />
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<div style="text-align: center;"><u><b>Día de retorno: luchando contra las adversidades</b></u></div><br />
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<div style="text-align: justify;"> Me levanto somnolienta directa a la ducha. He querido ser sigilosa para evitar que se me colara <em>A,</em> como de costumbre, pero ha sido una maniobra inútil. Menos mal que la sopa verde de anoche la ha resucitado y se encuentra perfectamente porque hoy es día de ajetreo y pinta frío, frío, frío. Todos en pie y con las maletas listas para cerrar. Todavía está <em>J</em> en la ducha mientras el resto ya estamos preparados para bajar a desayunar y a mí me entra un apretón de aquéllos que erizan el cuerpo entero, así que no me lo pienso dos veces y bajo, acompañada de <em>C y N</em>, a la cafetería. Después del alivio, ya hay sitio para un par de últimos <em>croissants</em> y el <em>cafe creme</em>, que me hace ir al wc de nuevo. Las provisiones de bollería hoy han sido acertadas y me da remordimiento de conciencia no comentarle al camarero que mañana no vamos a volver y le van a sobrar pastas para dar y tomar.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Vamos a la agencia para dejar el equipaje. El camino en metro es una odisea porque no hay escaleras y, entre el cansancio acumulado y los regalos comprados, las maletas pesan más que a la ida, ¡qué se le va a hacer!, por suerte al aeropuerto iremos en taxi. De camino a nuestro siguiente destino pasamos por la <em>Place Bastille</em>, símbolo de la Revolución Francesa y en cuyo centro aguarda la <em>Columna de Julio</em> conmemorando la primera monarquía constitucional del país galo. A toda prisa llegamos a la <em>Place des Vosges</em>. El día se presenta muy feo y esta bella plaza residencial, donde vivieron escritores del Romanticismo como Víctor Hugo o Theophile Gautier, pierde todo su encanto mostrándose casi inhóspita y con sus jardines cubiertos de fango. Es una lástima, pero cuando vuelva será visita prioritaria.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> De allí nos vamos rápidamente hacia otro punto obligado: <em>Arc de Triomphe</em>. Construido bajo las órdenes de Napoleón, es un monumento colosal, como todo aquéllo que este personaje mandó levantar, cuyo interior es digno de ser observado con detenimiento. A sus pies se encuentra la <em>Tumba al soldado desconocido</em>, en honor a aquéllos que murieron por la patria en la Primera Guerra Mundial. La solemnidad del lugar es sobrecogedora.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Bajamos <em>Champs Elysées</em> paseando y de nuevo comienza a llover, agua nieve. Nos refugiamos en las tiendas que llaman nuestra atención, como si fuéramos unos turistas de lujo, aunque no compramos prácticamente nada. Llegan las rencillas clásicas de todo viaje debido al cansancio acumulado, a la contrarreloj a la que nos enfrentamos y al clima agotador. Lo mejor es dividir el grupo y quedar en un punto en un par de horas para que cada cual siga el ritmo deseado. Ha empezado a nevar y se ha levantado ventisca. Hoy no nos hace tanta gracia, pues ya no podemos mojar nuestras ropas porque no tenemos dónde secarlas. El frío empieza a ser insoportable, pero nosotras seguimos haciendo fotos ante las estampas navideñas que se nos van presentando. Decidimos acudir al punto de encuentro antes de la hora indicada. Pasamos por la <em>Place de la Concorde</em> que esperábamos ver soleada en el día de hoy y sin embargo están cubiertos de nieve hasta el Obelisco y la Noria y la ventisca hace que los copos se nos claven en la cara como cuchillas. Corremos para atravesarla y aún tenemos humor para tomar unas fotos de la que hoy bien podría ser la Plaza Roja de Moscú. Seguimos corriendo admirando el alto nivel de la zona por la que pasamos. Hasta un impermeable para bolso Hermés llevaba una señora ataviada con sus pieles.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Al fin llegamos a la <em>Madeleine</em>, la Iglesia que tanto deseaba visitar, aunque ante los esfuerzos que hay que hacer para subir los escalones sin resbalar ya no me apetece tanto. Supongo que las vistass desde lo alto de la escalinata deben ser impresionantes, pero hoy no se vé ni la acera de enfrente. Hemos llegado a tiempo y allí está el resto del grupo que también ha venido a cobijarse en su interior. Hoy sólo nos quitamos los gorros, y por respeto, porque no apetece deshacerse de los guantes y las bufandas, que ya empiezan a estar húmedos. Dicen que el interior de la Iglesia no es tan interesante como el exterior, al modo de los templos griegos, pero a mí me emociona la sobriedad del lugar que invita a la oración, con bellísimas esculturas perfecamente dispuestas a los lados y un altar hermosísimo que no puedo dejar de observar. La imagen de Santa María Magdalena es magnífica y no puedo irme sin rezarle y encenderle una velita. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Con el ambiente más calmado, el del grupo digo, salimos escopeteados a buscar un restaurante donde refugiarnos. Un italiano de precios asequibles nos parece perfecto a todos, así que allá vamos. Alargamos la comida un par de horas esperando entrar en calor y que amaine el temporal. El problema es la ropa mojada, así que una vez hemos terminado nos dividimos por parejas para secar nuestras ropas en el secador de los baños que están en el piso de arriba. Sólo quedan <em>C y A</em>, que siguen bajo el calefactor improvisado, cuando de repente vemos corretear un ratón desde la cocina hasta la escalera de acceso al piso superior. Es mejor que la "ratafóbica" de <em>C </em>no se entere y, mientras las esperamos, <em>S</em> no sabe quiere irse de allí o subirse en la silla. Finalmente nos vamos de allí a toda prisa. "No nos podemos quejar, hemos visto hasta a <em>Ratatouille</em>" dice <em>N</em> dando el toque humorístico, como siempre. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Nieva demasiado y empieza a preocuparnos el retorno a Barcelona. Aún así todavía tenemos que visitar la <em>Place Vendôme</em> y decidimos hacerlo, a pesar de que no es lo recomendable. Los edificios que la rodean son monumento histórico y, bajo la nieve y con la iluminación navideña de las joyerías y del Hotel Ritz, la plaza se presenta con una belleza inigualable. Tres fotos y salimos corriendo, bueno a paso ligero para evitar las caídas. Nos cobijamos bajo los soportales de la <em>Rue Rivoli</em> que bordea los jardienes <em>Des Tuileries</em> donde hay que immortalizar la que sin duda va a ser una nevada histórica. Cada vez nieva más y estamos realmente preocupados por nuestro retorno. Nos dirigimos en metro a la agencia.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> En la agencia nos pintan un panorama complicado. Es una lástima estar en París queriendo estar en tu casa, pero es lo único que deseamos todos. El aeropuerto de <em>Charles de Gaulle</em> de momento no está cerrado, pero en taxi no llegaremos. La mejor opción es el tren, aunque ya hay alguna línea de ferrocarril cortada. Después de pelearnos con el ordenador para sacar las tarjetas de embarque, <em>N y C</em> no lo han conseguido, salimos a toda prisa por la avenida hasta la boca de metro. La escena es la siguiente: tirando de las maletas que se atascan en el hielo, con frío y viento al que no estamos habituados, los paraguas cerrados, y yo, encima, cojeando. Seguimos sin escaleras por los metros y a los parisinos les molestan nuestras maletas. La estación de tren está abarrotada y nos las vemos y deseamos para conseguir subir todos a la vez en el mismo vagón. Cuando ya lo logramos, los parisinos de nuestro vagón, en su faceta más cargante, se alían para reprendernos por ocupar tanto espacio con nuestras maletas. No es culpa nuestra que el tren que va al aeropuerto esté preparado sólo para el viajante mochilero, pero temo que se amotinen y nos echen del tren en la siguiente parada. Menos mal que con nosotros se ha subido una española y un japonés que sabe nuestro idioma y nos dicen que no nos preocupemos porque, ya se sabe, los franceses son muy suyos. Tal situación nos provoca varios ataques de risa, lo que hace más ameno el eterno trayecto. No veo muy claro que lleguemos a nuestro destino y menos cuando un pasajero completamente enajenado comienza a gritar improperios de lo más desagradables, contra nosotros primero y contra nuestra nueva amiga después, y se inicia una pelea con tres jóvenes que consiguen calmarlo. Por suerte no sacan armas blancas, como yo imagino.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Al fin en el aeropuerto. La gente ociosa es señal clara de que el aeropuerto está cerrado. Yo no quiero volar en esas condiciones, así que tampoco me importa demasiado, pero cuando nos dicen que tendremos que dormir en el aeropuerto comienzo a rezar para que salgamos cuanto antes. Para colmo me he quedado sin batería y no puedo comunicarme con los míos directamente para tranquilizarme, como hago siempre antes de subir a un avión, y necesito mi calmante en forma de voz al otro lado del teléfono. Deja de nevar y nos reubican en un vuelo que saldrá esta misma noche, pero ahora tengo que volar sola. Tengo el pie tan inflamado que después de quitarme la bota para pasar el control de seguridad he visto las estrellas al volver a colocármela. La puerta de embarque anuncia un vuelo a Madrid pero nos dicen que también es la nuestra; no sabemos si las maletas llegarán; nos tienen tres cuartos de hora esperando en la jardinera con la puerta abierta a no sé cuántos grados bajo cero; en el avión no hay servicio de catering porque el camión no ha podido llegar... tengo ganas de llorar pero sé que es por los nervios previos a un vuelo y por el dolor de pie, así que me contengo a duras penas. Al fin resulta que me puedo cambiar de sitio. Qué bien, porque mi antipático compañero ya ha mostrado su talante parisino cuando ha tenido que dejarme pasar y además así podré jugar con la DS contra <em>N y C</em>. Como por arte de magia el cielo comienza a despejarse e incluso se ven las estrellas. Esperamos a que bañen el Airbus 318 en anticongelante -protocolo de nieve, nos han comunicado-, pedimos una manta, que resulta ser la única disponible y que está usada, y así calentitas y rendidas nos quedamos dormidas mientras el avión despega.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> No sé cómo lo hemos conseguido, pero estoy durmiendo en mi cama, con mi maleta en casa y dando gracias a Dios por este puente, aunque haya transcurrido con tantas contrariedades y en estas condiciones adversas de las que hemos salido siempre bien parados. Es madrugada, estoy rota y en pocas horas empiezo mi jornada laboral. <br />
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Hasta aquí el que ha sido un atípico pero muy feliz viaje.</div>B. G. R.http://www.blogger.com/profile/05817536288922652422noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5097939738244691085.post-32089547021060947552010-12-17T17:33:00.005+01:002010-12-19T21:18:56.014+01:00Cinquième jour<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjL3Acl7vREuxXNw3nHXVtmHUOQ9b2X0QmvDywujxzGezhksZjGFOdXmycNob5m9sYmeXWz8_e5KseVnFBDpvsjv7tbkO0s597ABO9sJhyphenhyphennmhN6IR4gBOfDPw7rvTqj7DPZg5Yfwf6RjUE/s1600/cruasanata.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" n4="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjL3Acl7vREuxXNw3nHXVtmHUOQ9b2X0QmvDywujxzGezhksZjGFOdXmycNob5m9sYmeXWz8_e5KseVnFBDpvsjv7tbkO0s597ABO9sJhyphenhyphennmhN6IR4gBOfDPw7rvTqj7DPZg5Yfwf6RjUE/s320/cruasanata.jpg" width="113" /></a></div><div style="text-align: center;"><b><span style="font-size: x-small;">(lo peor que le puede pasar a un croissant - parte V)</span></b></div><br />
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<div style="text-align: center;"><b><u>Día de infortunios</u></b>:</div><br />
<div style="text-align: justify;"> A las 06:45 am suena la alarma de <i>A</i>. Ha estado sonando un buen rato y, por lo visto, he sido un poco desagradable cuando le he ordenado apagarla de forma un tanto despótica. Hoy la primera es <i>C</i>, en ducharse digo, porque en pasar por el inodoro es <i>A</i>, que se ha colado como siempre. Tres cuartos de hora más tarde de lo previsto ya estamos todos sentados en la cafetería de enfrente del apartamento. Sólo hemos tenido que cruzar la calle pero ya hemos notado el frío en nuestros cuerpos. El cielo está completamente cubierto y las nubes amenazan con romper a nevar de un momento a otro. "Ayer también decían que iba a nevar" dice <i>N</i> y el resto esperamos que las predicciones sean tan acertadas como en el día anterior. Hoy es el segundo día de museos, así que el desayuno se alarga lo suficiente como para poder completar nuestra apretada agenda. <i>S </i>se ha dado cuenta de que mojando el <i>pain au chocolat</i> en el café, un solo trago basta para beber el líquido restante. Es una buena idea, pero prefiero no estropear mi delicioso <i>croissant</i>.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Nuestro primer destino es el <i>Musée d'Orsay</i>, una antigua estación de ferrocarril habilitada como museo, que reúne grandes obras impresionistas. Pintura e Impresionismo, dos variables idóneas para un conjunto perfecto. No hay que hacer cola, la suerte está de nuestro lado. Tenemos dos horas para recorrer todas sus salas y, aunque parece insuficiente, recordemos que el Louvre lo recorrimos prácticamente en el mismo tiempo. Consta de una sala principal diáfana presidida por un enorme reloj del siglo pasado que, lejos de apresurar al visitante, se muestra impasible para detener el tiempo. Nos encontramos con varios inconvenientes: primero la nueva prohibición de fotografiar, que nos saltamos a la torera, en segundo lugar la rehabilitación de la planta superior a la que no podemos acceder por más que lo intentamos y por último, el mayor de los infortunios, la colección de Monet se ha visto reducida a la mínima expresión por traslado de su obra, que se expone estos últimos meses en no sé qué museo, me huelo que en Madrid. Estos obstáculos no me impiden deleitarme con las bailarinas de Degás, las bañistas de Renoir, los bodegones de Cézanne, los retratos de Manet, las pinceladas de Van Gogh, las tahitianas de Gauguin, los cabarets de Toulouse Lautrec, Matisse, Pissarro, Corot, Delacroix... ¡qué maravilla de colección! El contraste en sus coloridos, luces y sombras perfectas, detallados paisajes, el puntillismo... ¡qué placer para mis sentidos! Me sorprendo a mí misma alelada ante un limón al óleo que me resulta de una perfección absoluta. En una de las salas laterales, cuando decido abandonar la pintura para otorgar los últimos minutos a la escultura, allí en lo alto, como una aparición celestial, un lienzo de 3 metros que sólo puede ser de Sorolla. Me acerco para comprobarlo con la típica excitación del alumno que ha resuelto bien su examen y, efectivamente, <a href="http://blancodeplomo.blogspot.com/2009/11/volver.html">"La vuelta de la pesca"</a> de Don Joaquín, mucho más impresionante que sobre el papel de un libro de arte. Me enternece pensar en la sorpresa que hubiera causado a un entusiasta del Maestro del que me acuerdo mucho en este viaje.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Al salir nos encontramos con <i>S y J</i> que han ido a una tienda especializada en quesos a comprar lo propio para sus familiares. Nos comunican que ha empezado a nevar y la noticia nos enloquece. "Ya que hace tanto frío, por lo menos que veamos la ciudad blanca" digo yo, a lo que <i>C</i> me contesta que no hace tanto frío porque si nieva es porque estamos a cero grados, algo que ninguno nos atrevemos a rebatir dado que la fuente proviene de una habitante (que no habitanta) de un gélido pueblo catalán y debe conocer los fenómenos atmosféricos mucho mejor que nosotros. Con la emoción, hemos perdido otra media hora haciendo fotos, pero merece la pena porque en nuestra ciudad escaseamos de estos regalos invernales. Y es que Barcelona se ha olvidado de nevar y cuando se toma la liciencia de recordarlo pasa lo de este último año.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Ahora toca correr, pero decidimos no hacerlo para evitar algún que otro patinazo tonto sobre el hielo. Vamos en metro en busca de Napoleón. El camino desde la salida del metro se hace complicado, pero nos sigue divirtiendo pasear bajo los copos, cada vez más grandes, y lo immortalizamos todo a pesar de que empieza a ser inaguantable sujetar cámaras y móviles con las manos desnudas. Llegamos a <i>Les Invalides</i>, un palacio soberbio, real capricho de Luis XIV -de Francia, se entiende-. La entrada al palacio se ofrece espléndido, con sus jardines frondosos y la gran cúpula dorada teñidos de blanco. Tampoco aquí hacemos cola. El palacio y sus patios son colosales y nos preguntamos cómo aguantarían los veteranos de guerra entre aquellas heladoras paderes. Nuestra nula afición castrense nos obliga a pasar de largo el museo del ejército, que también se halla en su interior. Vamos directos a contemplar el ostentoso mausoleo de Napoléon. Me conmueve que un personaje que se hace construir un sepulcro imperial de este calibre tenga el detalle de compartirlo con sus hermanos y sus generales, cuyos sarcófagos se repaten por el recinto orientados hacia el centro donde, evidentemente, reposan los restos del protagonista. En la cripta circular se puede observar leyendas de su Código Napoleónico, lo que despierta la curiosidad de cualquier estudiante o licenciado en Derecho, así como las batallas y las hazañas de este personaje, destacando, entre otras, las conquistas españolas, lo que revuelve mi estómago patriota-histórico y me empuja a buscar desafiante el nombre de Waterloo por todas las paredes pero, como era de esperar de este tipo tan arrogante, no aparece. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Dejamos el palacio teorizando sobre la personalidad de quienes se hacen construir lugares tan suntuosos. Es lo que tiene viajar con una psicóloga. La reflexión dura poco porque nuestras neuronas empiezan a constiparse y es que es muy bonito ver nevar, pero desde la ventana de una habitación al abrigo de una chimenea. Decidimos ir a comer sin más demora -salvo unas fotos y una guerra de bolas- en el restaurante italiano de la esquina. Quédate con este nombre: "Romantica Caffe". Resulta que el plato <i>star </i>es la siguiente exquisitez a la que nuestros paladares <i>snobs</i> y sibaritas no pueden resistirse: <i><b style="font-weight: normal;">Linguine alla panna leggera di salvia, flambé nella forma di parmigiano. S</b></i><b style="font-weight: normal;">u preparación es todo arte y, para esta aficionada a la pasta, es el mejor plato que haya probado jamás -claro que no he visitado Italia todavía-</b><i><b style="font-weight: normal;">.</b></i><b style="font-weight: normal;"> Cómo no, tengo que degustar el tiramisú para otorgar al restaurante la nota global, que desde luego es de matrícula de honor.</b><br />
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<b> </b>Salimos del restaurante esquivando la nieve deterrida que cae a chorros desde el toldo, directos hacia nuestro nuevo destino: la <i>Tour Eiffel</i>. Podemos pasear con calma porque, aunque hace bastante frío, ahora sólo llueve. Creo haber contemplado la torre desde todas las perspectivas que ofrecen los rincones de la ciudad, además de verla en televisón e internet y ojeado en tantos libros y guías turísticas. De gris o de negro, iluminada de dorado o de azul o de <i>bleu-blanc-rouge</i>, o parpadeando luces blancas ... y, sin embargo, hasta que no te encuentras a sus pies no te das cuenta de la inmensidad de la obra. Un gigante de hierro que empequeñece al visitante demostrando con orgullo la grandeza de esta ciudad. En mi opinión, el tamaño de la estructura es excesivo, de hecho no consigo ver donde acaba porque el tercer nivel y la antena se esconden en una inmensa capa espesa de nubes grises. También los alrededores de la torre quedan minimizados por tan descomunal construcción. <i>Champ de Mars</i> debe ser una maravilla en primavera pero hoy, convertido en un barrizal y solitario el parque entre sus charcos, se ha transformado en un incómodo paseo hasta la base del monumento. Para no desmerecer la visita, nos dedicamos a hacernos simpáticas fotos contando anécdotas de palomas dadivosas que van dejando caer regalitos a su paso y hasta compramos algunos detalles en la tienda de <em>souvenirs</em>, para fastidio de los que nos acosan para vendernos horteras llaveros luminosos. Ni siquiera nos planteamos subir a la torre, pues agarrar una pulmonía sin compensación alguna sería de género estúpido. Como ya he dicho, vistas de la ciudad hoy no hay. A las 17:00H nos subimos al metro que nos lleva por debajo del río para luego salir al exterior destino, a nuestra siguiente visita. Cebándose la suerte con nosotros una vez más, resulta que es justamente a esa hora cuando se ilumina la gran torre y sólo podemos observarla a través de las ventanas del vagón. Vaya infortunio, pues sólo hace cinco minutos estábamos a sus pies.<br />
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El siguiente destino es el <i>Pantheon, </i>en el barrio latino. Cierran a las 18:00H, así que vamos a paso ligero, recomendable además para superar el frío. Después de callejear, conseguimos llegar a sus puertas a las 17:20H. Se trata de una Iglesia, cuya espléndida arquitectura es de inspiracion romana (Pantheon de Agrippa) y que alberga los féretros de personajes tan ilustres como Victor Hugo, Marie Curie o Émile Zola, por lo que con emplear media horita escasa de nuestro tiempo es suficiente. No obstante nos topamos con un nuevo infortunio: el recinto cierra sus puertas a los nuevos visitantes con cuarenta y cinco minutos de antelación, o sea, que ha cerrado hace sólo cinco minutos. Mientras intentamos convencer en vano al vigilante para que deje pasar por lo menos a<i> J</i>, que es quien tiene verdadero interés en ver sus interiores, comienza de nuevo a nevar como una señal del cielo para que dejemos tranquilo al implacable cancerbero.<br />
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Cabizbajos y ya cansados de tantas situaciones adversas, nos vamos a merendar para entrar en calor y para probar una de esas <em>crêpes</em> blancas que se me ha antojado. Recuperamos el humor y de nuevo nos reímos de nuestro viaje gafado. Decididos a seguir en ruta elegimos acudir a los famosos almacenes antes de volver al apartamento. <em>A</em> se encuentra realmente constipada, mucho más congestionada que en los días anteriores, lógico con el día que ha hecho, y decide irse sola, croquis en mano, para esperarnos calentita en la cama, lo que provoca la preocupación del grupo que conoce de su orientación incluso en Barcelona. Por mi cabeza ronda la idea de volverme con ella para descansar, pero pronto me doy cuenta de que esa idea no es mía sino de mi pie, que piensa por libre.<br />
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</div><div style="text-align: justify;"> Llegamos en metro a los almacenes "<em>La Fayette</em>" donde parece que toda la población ha tenido la misma idea que nosotros. Será porque sigue nevando. O será por el "show chaud" que llena los escaparates con monigotes móviles ambientados en la Navidad que hacen las delicias de grandes y pequeños. Toda una demostración de creatividad que nos entusiasma. Alrededor de los almacenes puedo ver la Opera y otro centro comercial conocido que se llama Primtemps" y que también está vestido de Navidad. Algunas puertas del centro comercial "La Fayette" s encuentran cerradas y en las que están abiertas el gentío forma un tapón que impide el acceso. Nuevo infortunio: hoy "La Fayette" ha tenido para con sus clientes la deferencia de cerrar las tiendas para lo que se debe llamar "día de la venta privada", así que sin invitación no se puede entrar. ¡Cómo se les ocurre semejante estupidez! Lo llevamos diciendo todo el viaje, que estos franceses son muy suyos. No puedo contar si son tan espectaculares como me cuentan ni detallar su famosa cúpula porque no logramos entrar. Después de dar muchas vueltas, conseguimos colarnos en el supermercado gourmet, donde está claro que vamos a comprar regalos para los familiares. Para nuestra tranquilidad, <em>A</em> se comunica con nosotros para informarnos de que ya ha llegado sana y salva. Las compras son un éxito, pero con la lluvia helada que está cayendo ahora no sé si la bolsa de papel va a aguantar todo el trayecto. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Ya en la puerta de salida se nos antoja una cena exótica, que no un chino cualquiera, y decidimos volver caminando al apartamento bajo una fina lluvia que ya nos resulta de lo más desagradable. El restaurante debe cumplir dos requisitos para que sea del agrado de todos: sushi y tallarines o arroz tres delicias. Haberlos haylos, pero no que reúna estas condiciones, así que acabamos en el tailandés de debajo del apartamento fiándonos del gusto y clase de la desconocida pareja que acaba de entrar. En el restaurante, que resulta ser todo un tailandés de postín, lo pasamos en grande dando la nota a la española. Nos reímos de todo: del nombre de los platos, del mal humor de la camarera que se empeña en que hemos pedido raciones escasas, del sabor de la comida, del color verde fosforito de la sopa que llevaremos a la enfermita y hasta de la clavada por dos platos de pinchitos de gambas cuyo precio nadie pensó en contemplar. Así, riéndonos de nuestras tonterías, quizás fruto del cansancio, llegamos a nuestro apartamento donde sin pensarlo en exceso nos duchamos y a la cama. Antes de acostarme bajo a fumar un cigarro que, en el silencio de la noche, menos fría que la tarde, y acompañada con el móvil en la mano me da el relax necesario para dormir tranquila.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> 01:20am: mañana me levanto la primera a las 06:45am para hacer mi equipaje mientras el resto se asea y recoge sus cosas. Estoy tan cansada que no me puedo dormir y el pie me da el segundo aviso, está claro que necesita una tregua. "Lo siento chico, un poquito de Arnica y a coger fuerzas porque mañana es el último día y tendrás que funcionar a la perfección". Aunque parezca una locura hablarle a un pie, a veces tratarle de tú me funciona. Ya veremos qué pasa mañana. Bonne nuit!</div>B. G. R.http://www.blogger.com/profile/05817536288922652422noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5097939738244691085.post-10251129642046162252010-12-14T22:31:00.000+01:002010-12-14T22:31:49.346+01:00Quatrième jour<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi1XhUuiaCJV8z-mVcYCyoXAdYYvn3-S3oEY1qugc7wjJfQy5-lkrUyX5Rijdd3a2cbUkvR_YVTsre1uqcrHcXzec_8ww_p53SEqSYCo9lDrhMFBDdK2gqugVuFGxqtIzzCO8GLXAySVY0/s320/cruasanchoco.jpg" width="113" /><span style="font-size: x-small;"><b> </b></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-small;"><b>(lo peor que le puede pasar a un croissant - parte IV)</b></span><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgG3BDBj6PnXtdf42HSNHepo1BjHovJ4qMNpg1J5xKKS20P4pAClRtucwa8Dfs3oFDzFLMWMHvpn30DpDB826rerEX5MPP7ll8JUSJ6uvUhAbk6XpCdSFGIVSRVKdK3uEE11jb0lOFSWik/s1600/cruasanchoco.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"> </a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjrmZ2W3-6uzdBW0PvvqF5SmG2sBpVD2bhhk1ylfSX2SAElZhBAnqx8TzfW_73EXv0_Hz7rq6KKOuhXb8JYgMAoxOjamw2ABHbJ2iSGtNT3L8jbOM_9k8cnWf-BRXGtbMX0C8XBTZgxoJs/s1600/cruasanata.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"></a></div><div style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;"><b><br />
</b></span></div><br />
<div style="text-align: center;"><b><u>"Es que los franceses son muy suyos":</u></b></div><br />
<div style="text-align: justify;"> A las 06:45 am ya estoy despierta. <i>N</i> se ha levantado dispuesta a ducharse con mucho sigilo, pero es lo que tiene dormir en el comedor, que te acuestas la última y te levantas la primera. Por cierto, <i>A</i> se ha colado en el baño con una imperiosa necesidad fisiológica. ¡Qué capacidad la de esta chica! Remoloneo en la cama esperando mi turno. Una vez preparados, salimos todos juntos a desayunar, cómo no, media hora más tarde de lo previsto. La cafetería de enfrente es perfecta porque tiene un café que despertaría a un muerto. Acabamos con las existencias de <i>croissants </i>y rezamos para que la previsión del camarero para el día siguiente sea más certera. No nos hace mucha gracia la guasa que se trae con sus clientes que nos miran como si fuéramos de alguna tribu extraña. A lo mejor no les gusta que interrumpamos su rutina mañanera, que los franceses son muy suyos. Nos ponemos en marcha después de hacer uso de nuestras uretras y algún que otro esfínter (es todo un detalle cuando el wc del apartamento no tiene ventilación).<br />
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Hoy es día de museos, así que la ruta está cronometrada al milisegundo. Como llevamos la carta de museos comprada con antelación nos evitaremos las típicas colas que hacen perder tanto tiempo. Nos dirigimos en metro a la <i>Île de la Cité</i> donde se reúnen los edificios que todo turista debe visitar y que tantas ganas tengo de pisar. La ciudad está tranquila y hay muchos comercios cerrados. Pronto nos daremos cuenta de que hoy es San Nicolás, así que otra vez llegaremos al aparamento sin agua y sin papel higiénico -quizás podamos tomar prestado un rollo de algún bar, pero con el agua lo tenemos complicado porque las botellas siempre son de cristal, que es mucho más chic-.<br />
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El primer destino es <i>Sainte Chapelle</i> que, por la cola que aguarda a sus puertas, debe ser impresionante. Por lo visto han cambiado las normas y el <i>pass museum</i> no nos acredita suficientemente. Vamos, que hay que hacer la misma cola. Media hora más tarde, permaneciendo en la calle bajo nuestros paraguas y con el frío metido en los huesos, conseguimos acceder a la entrada. En un minúsculo habitáculo armado con un arco de seguridad, tres tipos enormes y con muy malas pulgas nos hacen desnudarnos como si del aeropuerto se tratara, para a continuación salir de nuevo al exterior y volver a ponerse abrigo, guantes, gorro, bufanda y paraguas. Será porque el edificio comunica con el <i>Palace de la Justice</i>, pero a nosotros nos parece una aberración. Ya lo digo yo, los franceses son muy suyos. El templo es una maravilla, con sus magníficas vidrieras policromadas enmarcadas por bóvedas y columnas teñidas de azul decoradas con pequeñas flores de lis doradas, símbolo de la realeza francesa. Es una pena que no podamos admirarlo en toda su plenitud porque las vidrieras están en proceso de rehabilitación. Resulta tan cómico como visitar el Palacio de Versalles y que hayan cubierto los espejos del conocido salón por el mismo motivo. Una vez fuera se hace necesario entrar en calor, así que nos sentamos en la cafetería de la esquina a beber algo calentito. No podemos demorarnos por nuestra apretada agenda y porque <i>N</i> y yo nos hemos escabullido de la señora que nos pedía cuarenta céntimos a cada una por utilizar los wc más sucios de toda la ciudad. Todavía me dan arcadas sólo recordarlo.<br />
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La siguiente visita es <i>La Conciergerie</i>. Se trata de un emblemático edificio que hizo las veces de residencia real para acabar siendo una prisón en la que estuvo encarcelada la mismísima Maria Antonieta. En la planta baja hay una exposición de atrezo de cine de época que nos impide admirar los interiores del edificio. Gracias a tan insulsa exposición posamos en grupo en un fotomontaje saludando a Quasimodo mientras un grupo de escolares nos mira con compasión burlesca. La planta superior es más interesante, pues muestra las prisión con todo lujo de detalles y con maniquíes interpretando toda una serie de personajes carcelarios, como si fueran a cobrar vida de un momento a otro, así como la gélida celda de Maria Antonieta y a Maria Antonieta vestida de luto rezando de espaldas al público y las cadenas de Maria Antonieta y... es francamente espeluznante. <br />
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A paso ligero llegamos a <i>Notre Dame</i>, catedral que se erige esplondorosa hacia el cielo, hoy muy gris. En su interior, el canto gregoriano invita a la paz, que no interrumpe ni el murmullo contenido de sus visitantes ni el sonido de las cámaras apuntando hacia lo alto para inmortalizar sus colosales rosetones y el monumental órgano. A pesar de sus dimensiones, <i>Notre Dame</i> invita al recogimiento. Tras recorrer cada rincón de sus tres naves, el doble deambulatorio y su detallados coro y altar, nos reunimos de nuevo para dirigirnos a la parte superior a la que se accede desde el exterior. Antes de salir, un impulso irracional me obliga a cometer un "acto turista": comprar una moneda dorada en una de esas máquinas expendedoras con la fachada principal acuñada en el anverso. Al llegar a la entrada de acceso a las torres de la catedral nos comunican que el <i>pass museum</i> no nos libra de la larguísima cola que espera resignada en la calle. Por unanimidad decidimos partir hacia el siguiente destino, pues hace frío y las vistas en un día plomizo como el de hoy quizás no merezcan dos horas de nuestro valioso tiempo.<br />
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Comemos en un <em>fast food</em> que se llama "Quick" no sé qué, donde las camareras, muy parisinas ellas, no atienden haciendo honor al rótulo del restaurante. Y es que no se puede aligerar si nos corrigen la pronunciación de cada palabra que decimos en su idioma y cuando pedimos una <i>quiche lorraine</i>, un <i>croissant</i> o una botella de <i>eau</i>, nos lo hacen repetir varias veces para comprobar que somos incapaces de abandonar nuestro acento español. Pues eso, que los franceses son muy suyos. Una comida muy <i>quick </i>y muy divertida, por cierto, con dos ancianas por vecinas que se enseñan fotos de sus cuerpos arrugados en bikini. Para entrar en el wc hay que poner veinte céntimos en una máquina de la puerta y gracias a esto descubrimos la cantidad de españoles que hay en el restaurante, porque nuestros paisanos esperan a que pague el nativo de turno para entrar en tropel antes de que se cierre la puerta. Así somos los españoles, muy nuestros. Y <i>A</i> no va a perderse la fiesta, claro. Otro café al cuerpo y a correr de nuevo por las <i>rues</i>. Por lo menos ha dejado de llover. O no.<br />
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Llega el momento cumbre del día: el <i>Louvre</i>. Nos parece un milagro no tener que hacer cola. Menos mal, porque ver el museo más importante del mundo en dos horas y media ya es harto complicado de por sí. Despliegue de mapas, cálculo de minutos por planta y a correr. Primera parada: <i>A</i> al wc., lo que se está convirtiendo en un clásico de este viaje. En la planta inferior nos encontramos una exposición de arte moderno que desluce los restos de la fortaleza sobre la que se construyó el museo, por lo que nos la ventilamos en cinco minutos. A continuación una media hora contemplando joyas de la antigüedad: esfinge egipcia, Código de Hammurabi, parte del friso del Partenón, Venus de Milo, Victoria de Samotracia y algunas ninfas y faunos perfectamente esculpidos que me transportan a un mundo de fantasía. Pasamos a la pintura en busca de La Gioconda y me embeleso durante el resto del tiempo con toda la pintura occidental: la francesa de Poussin, Rigaud o Delacroix; la italiana de Caravaggio, Da Vinci o Tiziano; la flamenca de Van Eyck, Van der Weyden o Rubens; y la nuestra, la más admirada en el mundo entero: Goya, Murillo, Ribera, Zurbarán... ¡estoy en el cielo! Anuncian la hora de cierre, y por si no nos dábamos por aludidos, lo repiten en nuestra lengua. Tengo que volver algun día y dedicarle una mañana entera. ¿Dónde está <i>A</i>? Impresionante, ha visitado los wc de cada planta del museo.<br />
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Decidimos volver al Barrio Latino en busca de las tiendas que ayer permanecían cerradas. Eso sí, primero una parada técnica para repostar. En la cafetería nos sirven <i>Café Richard</i>, que no es Nespresso pero sabe mucho mejor que los catados hasta el momento, y unos <i>chocolat chaud</i> que están tan aguados como de costumbre. Hemos tramado la estrategia para el resto del viaje: no tomaremos café si no es de dicha marca y sólo pediremos <i>lait chaud</i> para diluir nuestro riquísimo <i>Colacao </i>que llevaremos siempre en el bolso. Estómagos calentitos y vejigas vacías, partimos hacias la tiendas en las que ayer no pudimos entrar por ser el día del Señor. Con las prisas <i>A</i> se ha dejado el gorro -¿en el wc quizás?-, pero sólo queda media hora para que cierren los comercios y no hay tiempo para volver a buscarlo. Al final conseguimos llegar y nos vamos sin comprar nada, excepto <i>S</i>, gracias a la que nos llevamos una muestra gratuita: cómo anudarse una <i>pashmina </i>a la parisina. A partir de ahora siempre la voy a llevar así, sin duda, es mucho más <i>chic</i>. Después vamos a la tienda de exquisiteces elaboradas con aceite de oliva y, aunque al principio me parecía una traición a nuestro óleo patrio, la arrasamos entre todos. Para cuando llegamos a la <i>chocolaterie </i>ya está cerrada. Nos parece muy pronto pero, ya se sabe, los franceses son muy suyos. De todos modos, hemos tenido suerte, teniendo en cuenta que hoy, además de nuestra Constitución, se celebra San Nicolás.<br />
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Para acabar la jornada lo mejor es cenar en una <i>crêperie </i>que nos han recomendado. Tampoco cenamos <i>crêpes</i> blancas y éstas, además son<i> sui generis</i>. Consta de una <i>galette</i>, que recordemos es la oscura, que la presentan cerrada y rellena de jamón y queso y sobre esta base reposan los ingredientes seleccionados por el cliente. Raro, raro, raro. Otra cena amenizada con risas y carcajadas. Con los estómagos satisfechos, nos volvemos a nuestro apartamento aprovechando que es teemprano, pues mañana hay que madrugar.<br />
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Una vez en el apartamento confirmamos que no hay acceso a internet desde los móviles. Ya nos lo pareció por la mañana. La contraseña wifi es correcta y da pereza llamar a los de la agencia, aunque ya de paso podríamos pedirles papel higiénico y las almohadas del sofá cama. Después de muchas teorías tecnológicas descubrimos dónde está el problema. Al parecer, anoche <i>C</i> confundió el módem que se encuentra enfrente de su cama con un despertador digital, que es cierto que marca la hora, y decidió deshacerse de su molesta luz a pesar de que no alumbra mucho más que la farola de la calle. Una vez enchufado el modem todo solucionado. El despertador-módem va a dar mucho juego el resto del viaje.<br />
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Duchas, pipís y a la cama. Deben ser las 2:00 am aproximadamente.<br />
</div>B. G. R.http://www.blogger.com/profile/05817536288922652422noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5097939738244691085.post-3649909630458733692010-12-13T08:00:00.004+01:002010-12-19T14:34:06.022+01:00Troisième jour<div style="text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgLwZCeCz-kjNSEY-NE0VhGxdNxWtpnt4jlq5n8Bqn1T5K7-2BuTQz02V6FzMGOq0om9IwZoyXZkRXmJ0zl6gkqrnToJ-5PDSg7GxFsX1U-XMOI3affGQs_YPLQDE3xxCwkqq_D32JPIwU/s1600/tira_cruasan.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" n4="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgLwZCeCz-kjNSEY-NE0VhGxdNxWtpnt4jlq5n8Bqn1T5K7-2BuTQz02V6FzMGOq0om9IwZoyXZkRXmJ0zl6gkqrnToJ-5PDSg7GxFsX1U-XMOI3affGQs_YPLQDE3xxCwkqq_D32JPIwU/s400/tira_cruasan.jpg" width="141" /></a></div><b><i><span style="font-size: xx-small;">(lo peor que le puede pasar a un croissant - parte III)</span></i></b><br />
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<u><b>Tour parisienne: día de emociones</b></u></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Nos levantamos perezosos, pues los dos días anteriores han hecho mella en nuestros cuerpos, pero con la ilusión de descubrir todos los rincones de la ciudad. Soy la última en ducharme y como no tenemos tomada la medida del calentador me toca el agua fresquita, fría y finalmente helada, que va muy bien para el cutis y para desperezarse, dicen -menos mal que soy de ducharme por la noche y sólo se trataba de una agüita rápida-. Partimos media hora más tarde de lo previsto hacia el metro más cercano (Miromesnil) para ir a parar al Boulevar Haussman (Richelieu) donde seguimos sin desayunar. Allí nos encontramos con una cabalgata en honor de no sabemos qué, mientras buscamos desesperados dónde ingerir un café calentito y algo sólido. Es domingo y hasta los <i>Starbucks</i> están cerrados. Al parecer no es costumbre parisina desayunar los domingos en la calle, claro que el clima tampoco invita a ello. Al fin encontramos una cafetería y saboreamos el primer café y el primer croissant. A lo largo del viaje nos daremos cuenta de que da igual dónde lo pidas porque el café siempre va a saber a agua sucia y el croissant siempre va a estar delicioso. Por cierto, ya hemos aprendido la estrategia para subir todos a la vez en el mismo metro: nos repartimos las tres puertas del vagón en grupos de dos, nos lanzamos adentro sin miramientos y una vez en el interior gritamos a la española un "¿estamos todos?"; si hay algún rezagado el resto le espera en la siguiente estación, lo que ya hemos tenido que poner en práctica en el primer transbordo.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Nos dirigimos a <i>Sacre Coeur</i> en metro. Con el estómago lleno y las vejigas vacías es más fácil sobrellevar el frío. Dicen que el trayecto por las escalinatas es muy bucólico, pero la primera llovizna y una tarjeta de transporte para cinco días nos empuja a coger el funicular. Tengo unas ganas locas de ver tan mencionada basílica y la subida se me hace interminable. Al fin, allí estoy. En el mirador, observando toda una escala de grises que difumina París, con uno de mis edificios más soñados a la espalda y, por si fuera poco, oyendo <i><a href="http://il.youtube.com/watch?v=CDafOG0l4qo&feature=related">"Ballade pour Adeline"</a></i> salir de un arpa tocada con sumo virtuosismo. Lo confieso: me embarga la emoción y no puedo reprimir unas sensiblonas lagrimitas. Después de ver su magnífico interior con justo detenimiento -recordemos que los controladores aéreos españoles nos han robado un día entero-, nos dirigimos a pasear por <i>Montmartre,</i> en cuyos rincones se respira el arte que nos muestran los pintores en su plaza principal. Siguiendo nuestra intuición, vamos a dar con el Molino Rojo. No sé si lo he dicho ya, pero en esta ciudad es más valiosa la intuición que la orientación, algo a tener en cuenta <u><a href="http://belengrivera.blogspot.com/2010/12/decalago-de-un-espanol-en-paris.html">si viajas a París</a>.</u></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Ante el <i>Moulin Rouge</i> nos hacemos las pertinentes fotos mientras elucubramos sobre las maniobras terroristas de un tipo, que bien podría pertenecer a <i>Al Qaeda</i>, que hace fotos metiendo una cámara minúscula por unas rejillas del suelo. El Molino es tal cual lo había visto en las fotos, evocando los cabarets de la <i>Belle Époque</i> pintados en los carteles de <i>Toulouse-Lautrec</i>. Una maravilla que, seamos justos, es obra de un español. Nos ha entrado hambre y con los horarios europeos es mejor no jugar. Aunque <i>C</i> cree que <i>Pigalle</i> no es una buena opción para comer por tratarse de un barrio de <i>pilinguis</i>, el resto la convencemos argumentando que ellas también tienen por costumbre alimentarse, confiando en encontrar alguna <i>crêperie</i>. Tenemos suerte y entramos en una donde, carta en mano, surge el dilema de si pedir una <i>crêpe galette</i> o <i>crêpe omelette</i>. Por lo visto una de las dos no es blanca y por unanimidad nos decicimos por la galette que, ley de Murphy, es la oscura. No es lo que esperábamos y está algo dura, pero nos sienta <i>très bien</i>. Nos quedan un par de horas de luz, así que nos ponemos en marcha, otra vez bajo agua nieve. Por supuesto, antes <i>A</i> tiene que pasar por el wc, cuya puerta está pegada a nuestra mesa. Nos quedamos más tranquilos cuando <i>A</i> nos explica que con el constipado ha perdido el olfato, porque el hedor que ha dejado la "señora" que ha entrado antes que ella nos ha revuelto el estómago a todos y A ha aguantado 10 minutos como una campeona.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Ahora toca <i>Saint Germain des Prés</i>. Es un barrio de tradición intelectual, aunque no vamos a sentarnos en el <i>Café de Flore</i> frecuentado en el siglo pasado por Sartre o en la <i>Brasserie Lipp</i> esperando encontrar a algún famoso que con toda probabilidad no reconoceríamos. Vamos a pasear por sus calles y a entrar en su espléndida abadía. Al salir del metro hay una banda de jazz y, por la debilidad que un día me contagió un buen músico del que tanto me acuerdo en este viaje, tengo que detenerme a escuchar y colaborar con alguna monedita. Esta vez la emoción me lleva hasta a hacerme una foto con ellos. En París hay música en todas las calles y metros y siempre de sublime calidad. La basílica es una maravilla, pero es una lástima el estado en el que se encuentra. Me topo de bruces con una escultura del Sagrado Corazón que, para esta devota, es la imagen más bonita que haya visto jamás. Una velita y otra vez unas lagrimillas. Ya lo he dicho, es día de emociones. Al salir de allí, justo antes de que empiece la misa que, para nuestra curiosidad, resulta ser en español, damos una vuelta por los puestos navideños que se sitúan en la misma plaza y luego un par de tiendas recorriendo el boulevard iluminado.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> La siguiente parada es la Iglesia de <i>Saint Sulpice</i> en cuya plaza también hay puestos de Navidad emanando dulzones aromas que empezamos a aborrecer. En su interior -nos cuesta encontrar la puerta oculta entre tanto andamio- jugamos con las placas del suelo que señalan los equinoccios intentando emular a <i>Silas</i> en <i>El Código Da Vinci,</i> pero no acabamos de visualizar la famosa <i>Línea Rosa</i>. La Iglesia es de una altura impensable y de nuevo me entristece el estado en que se encuentran sus vidrieras y la ornamentación de columnas y bóvedas. "Estamos en un país laico" me dice <i>S,</i> apenada también por el deterioro de tan hermosa construcción. Nos quedamos unos largos minutos sentados en los últimos bancos intentando recuperar fuerzas para seguir el <i>tour</i> marcado. Creo que es el lugar del que más fotos tenemos tomadas desde el mismo punto. Al fin me decido a poner al grupo en marcha: <i>on y va!</i> (que ya lo he aprendido y espero se escriba así). No tiene efecto. Pasados otros largos minutos, la misma inercia nos obliga a levantarnos, pero muy muy despacito. El cansancio se palpa ya a la legua.<br />
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Siguiente parada: <i>Latin Quarter</i>. Por el camino nos detenemos en un puente del río y, de pronto, allí está, con sus dos torres iluminadas elevándose sobre la otra orilla. Notre Dame a nuestro nordeste. Qué emoción (sí, de acuerdo, unas lagrimillas más). Siento que ésta va a ser la imagen de la ciudad que guardaré para siempre en mi memoria. Seguimos el camino hasta el barrio latino, cuyas calles están llenas de vida en contraste con el resto de la ciudad. Vamos a una tiendecita de complementos que nos han recomendado pero hoy domingo está cerrada. Lo mismo ocurre con una chocolatería y una de exquisiteces de aceite de oliva. Decidimos sentarnos a cenar en una hamburguesería de lo más <i>chic </i>que está situada en un precioso pasaje que descubrimos por casualidad -veto la <i>brasserie </i>de al lado donde acabo de ver colarse una rata-. La cena es amenizada por las parejas que están a nuestro alrededor, que dan rienda suelta a sus amoríos. Una velada divertidísima en la que comentamos el panorama sin reparos en la creencia de que nadie entiende nuestro idioma. Si no es así más vale salir corriendo antes de que nos linchen. Claro que hay que esperar a <i>A</i> que ha ido de excursión al wc que se encuentra en otro piso. Debe estar muy lejos porque ha tardado un siglo.<br />
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Después de la cena copiosa lo mejor es ir caminando al apartamento. Mi pie ya se resiente, pero no pienso renunciar a un paseo nocturno, ahora que no llueve y parece que hace menos frío. Volvemos a cruzar el Sena por cuarta o quinta vez, así que decido olvidarme de mi pésima orientación y dejarme llevar por quienes manejan los mapas. Enfilamos la <i>Rue de Rivoli </i>hasta dar con el <i>Louvre</i>. La pirámide iluminada es una maravilla. <i>Tuileries</i>, <i>Place de la Concorde</i>, <i>Champs Elysées</i>. Qué ciudad más hermosa. Tengo que volver otra vez para verla con más detalle.<br />
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De vuelta al confortable apartamento, sin botellas de agua ni rollos de papel higiénico -no sé en qué pensaba la agencia cuando nos dejó dos rollos para cinco días a un grupo de seis en el que somos cinco féminas-. Menos mal que mañana es lunes y el súper de la esquina estará abierto. Ahora hay que organizar las visitas a los museos porque tenemos un pase para dos días consecutivos y unos cierran los lunes y otros los martes, justo los días de los que disponemos. Otra vez nos acordamos de las madres de los controladores que nos han cambiado todos los planes. Una vez organizado el <i>plan du musée</i>, coordinamos las duchas nocturnas con las visitas al wc de <i>A</i> (esta chica empieza a preocuparnos). A la cama, con la tele encendida, claro, aunque no entendamos ni media palabra. Por suerte no me toca la primera en ducharme por la mañana y podré descansar media horita más. Me acuesto pensando en que todo lo que he visto hoy bien vale la inflamación de mi pie y me quedo dormida por el agotamiento lógico que provocan tantas emociones vividas en un mismo día. <br />
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Son las 02:00 am.<br />
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</div>B. G. R.http://www.blogger.com/profile/05817536288922652422noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-5097939738244691085.post-67773362257592538382010-12-12T17:29:00.006+01:002011-02-01T17:56:53.740+01:00Deuxième jour<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" height="227" n4="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0c5kg_DtzZ5ZYf06KNaK-fjiuaoLlpZjTWK91jpKB4PHiaQvzvWzr79Ao1_2LViIP_B1gULPWXcVqYrkEQ9StxrwJFCEhgNFpDK1Mmezb_4GO_xjX3K1nHzDEDAbD_HFiIhaF_JA7WCg/s320/Mapa+Paris.gif" width="320" /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjW9_kZhQKZR4DMD_XnM7YjUaiQkSMsQ68Rsg7VhBEtS5bvZVd-lSCNFc2PbFIZVkONczQp-qIwJvClisDbWYb6dyaWkBhDnrmcKZ3ey8nQI5s7UGPi7qO0pJzOi_ygNyeMypXyg5Tqjz4/s1600/mapa+madrid.jpg" imageanchor="1" style="height: 147px; margin-left: 1em; margin-right: 1em; width: 207px;"><img border="0" height="225" n4="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjW9_kZhQKZR4DMD_XnM7YjUaiQkSMsQ68Rsg7VhBEtS5bvZVd-lSCNFc2PbFIZVkONczQp-qIwJvClisDbWYb6dyaWkBhDnrmcKZ3ey8nQI5s7UGPi7qO0pJzOi_ygNyeMypXyg5Tqjz4/s320/mapa+madrid.jpg" width="320" /></a></div><b><span style="font-size: x-small;"> <i>(lo peor que le puede pasar a un croissant - parte II)</i></span></b><br />
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</div><div style="text-align: center;"><b><u>¿Ville Lumière o Villa de Madrid?</u></b></div><br />
<div style="text-align: justify;"> Me despierto temprano pensando en que hay que hacer las reclamaciones oportunas, poniéndome manos a la obra inmediatamente. Escribo en mi pequeña libreta que he destinado a este viaje a modo de diario. Una vez se han levantado todos, desayunamos con tranquilidad organizando el <i>timing</i> del día para llegar puntuales al aeropuerto, pues después de lo ocurrido ayer tenemos que ser precavidos y facturar con exagerada antelación. <i>J</i> enciende la tele para enterarnos de cómo ha acabado esta historia pero, para nuestra sorpresa, la militarización de las torres no ha puesto fin a la guerra abierta entre controladores y Gobierno. El espacio aéreo seguirá cerrado durante prácticamente todo el sábado y hablan de decretar el estado de alarma.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> <i>Au revoir</i>, París...</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Las noticias son confusas y yo ya no tengo ganas de que jueguen con mi tiempo de ocio. Ya he perdido un día y no quiero perder otro día más. <i>C</i> y <i>N</i> también quieren ir a Madrid cuanto antes, así que organizamos el viaje. <i>J, S</i> y <i>A</i> prefieren el cambio de fechas, entre otras razones, porque el importe que nos van a reintegrar una vez restadas las tasas supone la ridícula 1/4 parte de lo que hemos pagado en total por el billete, hay que pagar la estancia íntegra del apartamento y nos "comemos" las tarjetas de transporte y los pases de los museos. Pero esta opción yo no puedo ni quiero contemplarla. Me voy a Madrid con el presupuesto asignado a la estancia en París y esperando que surta efecto la reclamación a AENA de todas las cantidades perdidas. Aunque tratamos de convencerlos para que vengan con nosotras, ya han decidido quedarse en Barcelona. En cualquier caso tenemos que acudir en grupo al aeropuerto para obtener los justificantes necesarios para las oportunas reclamaciones.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Comemos todos juntos, la mitad del grupo acogiéndose a las noticias que apuntan a la inminente apertura del espacio aéreo, la otra mitad con la mirada puesta en Madrid. Nos dirigimos al aeropuerto con nuestros equipajes como el día anterior. ¡Qué situación más absurda! En las pantallas aparecen todos los vuelos cancelados, así que ya no hay duda de que se acabó París. Buscamos a la tal María de Air France, de la que descubrimos se apellida Hermosilla, quien deja su mostrador de facturación y se acerca a alentarnos con la posibilidad de volar en un par de horas. Yo ya no quiero escuchar porque estoy cansada de <a href="http://belengrivera.blogspot.com/2010/12/la-sinrazon-de-una-huelga-salvaje.html">huelgas aeroportuarias</a>, pero aún así espero con el resto del grupo que, a diferencia de mí, parece no haber perdido la ilusión. En las pantallas ya ni aparecen los vuelos, únicamente el logo de AENA. ¿Para qué, si no saben lo que se está cociendo en sus torres de control?</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Gracias a nuestro ángel de la guarda el viaje a París es una realidad. Nos factura en el vuelo de las 19:30H, tiempo justo para que <i>C y N</i> vayan a dejar el coche en casa y recojan las cartas de museo y las tarjetas de transporte que en la mañana nos parecieron innecesarias, <i>J y S</i> coordinen con sus familiares la recogida de su coche en el parking del aeropuerto, y <i>A</i> y yo compremos una pashmina a María Hermosilla, de la que nos acordaremos a menudo en París.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> París, allá vamos. O eso parece.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> A las 18:40H, hora en que ya ha comenzado el embarque de nuestro vuelo, volvemos a reunirnos los seis en la puerta del aeropuerto y empieza la carrera por la teminal hasta nuestra puerta de embarque, pasando por el arco de seguridad donde hay que volver a "desnudarse". Todos creemos tener un <i>dejavu</i>, sólo que ayer todo era más pausado y hoy el tiempo apremia. Otra vez me admira la organización de este equipo que, a pesar del estrés de la situación, consigue embarcar en hora incluso habiendo comprado unas botellas de agua, ido al wc y entregado el regalo a la que a bautizamos como Marie Formosille. Y todo con un humor excelente.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Descendiendo a nuestro destino comienzo a ver las luces de la ciudad que se dibuja perfectamente en la oscuridad de la noche. Puedo distinguir la Torre Eiffel entre el mar de calles y avenidas. Ojalá mi miedo a volar me dejara disfrutar del momento, pero en mi cabeza sólo tengo la idea de que quizás mi destino es no conocer la ciudad que tanto he soñado y sólo deseo que el avión aterrice de una vez. Quince eternos minutos después ya estamos esperando nuestras maletas. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> El trayecto en taxi hasta la <i>Rue des Saussaies</i> número 5 es emocionante, reconociendo edificios que he aprendido en libros y reportajes televisivos. Llegamos al apartamento, que afortunadamente sigue siendo nuestro, pero tenemos que esperar durante media hora a los de la agencia para la entrega de llaves y demás formalidades. No podemos llamarlos para decirles que ya hemos llegado porque es vergonzoso el mareo que les hemos provocado por culpa de los controladores: ahora no vamos, ahora sí, ahora no lo sabemos, ahora parece que sí, ahora que no, que sí, que sí, que sí...</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> El apartamento es perfecto y la situación magnífica. ¡Estamos a una esquina de la residencia de Sarkozy, rodeados de agentes de seguridad y escaparates de tiendas de la talla de Prada o Hermés! Parece que nuestra suerte empieza a encauzarse y para celebrarlo vamos a dar un paseo por <i>Champs-Élyseés</i>, que a mí me parece de una belleza inigualable con todos los puestos de madera iluminados esperando la llegada de la Navidad. Acabamos cenando en una <i>brasserie</i> y nos estrenamos con una <i>croque madame</i>, una delicia para nuestros estómagos vacíos, aunque no volveremos a comerla en el resto del viaje. Hace frío, tanto como para que se empañen los cristales de nuestras gafas, pero todos confiamos en la acogedora calefacción del apartamento y el paseo se hace agradable, eso sí, a paso ligero.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> El día ha acabado estupendamente y ahora toca darse una ducha calentita, repartirnos en las tres camas -<em>A</em> y yo elegimos el sofá cama que es más incómodo pero tiene tele- y planificar la ruta del día siguiente, que constará de un paseo por los lugares más típicos de la ciudad. Me echo a dormir dando gracias a Dios por poner a María Hermosilla en nuestro camino. Bonne nuit!</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">En mitad del silencio se oye gritar a <i>A</i>: ¡Esa luuuuuuuuuuuuz! Con farolas así, ¿cómo no se va a llamar ville lumière? </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div>B. G. R.http://www.blogger.com/profile/05817536288922652422noreply@blogger.com3